El ex productor de Hollywood Harvey Weinstein (c), este lunes a su llegada al Tribunal Supremo del estado de Nueva York (Estados Unidos). | Efe

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El productor de cine Harvey Weinstein, condenado este lunes por dos delitos sexuales, uno de ellos violación en tercer grado, fue trasladado a un hospital de la ciudad de Nueva York con palpitaciones cardíacas, por lo que de momento no ha llegado a ingresar en la enfemerría de la prisión de Rikers Island, como estaba previsto.

Según diversos medios locales, la abogada de Weinstein, Donna Rotunno, dijo esta noche que el productor estaba en el Hospital Bellevue bajo observación por hipertensión arterial y palpitaciones cardíacas. No estaba claro si pasaría la noche o si iría a la enfermería de Rikers Islanda a última hora.

Weinstein, de 67 años, fue declarado este lunes culpable de dos de los cinco cargos que le imputaba la Fiscalía: uno de acto sexual criminal en primer grado, que acarrea entre 5 y 25 años de prisión, por practicar sexo oral a la fuerza a la ayudante de producción Mimi Haley en 2006; y otro de violación en tercer grado, penado con un máximo de 4 años, contra la aspirante a actriz Jessica Mann en 2013.

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A la espera de la condena definitiva del próximo 11 de marzo, Weinstein encara un máximo de 29 años de cárcel tras el veredicto emitido por el jurado del «histórico» juicio en Nueva York, posibilitado gracias a la cascada de denuncias que desencadenó el movimiento feminista del MeToo, que hoy ha aplaudido la valentía de las «supervivientes».

Pese a ser condenado por esos delitos, Weinstein ha sorteado la cadena perpetua que acarreaban dos cargos de agresión sexual «depredadora» relacionados con la supuesta violación de la actriz Annabella Sciorra en 1993, y los 25 años de castigo para el delito de violación en primer grado contra Jessica Mann, en total tres cargos graves de los que ha sido exonerado.

El que un día fuera el productor más poderoso de Hollywood, venido a menos físicamente por problemas de espalda que le obligaron a operarse antes de comenzar el juicio el 6 de enero, escuchó su veredicto estoicamente, si bien su abogado Arthur Aidala declaró a los medios que se le pudo escuchar decir con incredulidad: «Pero soy inocente, cómo puede pasar esto en Estados Unidos».