Albert Pinya, con profesores, padres y alumnos de esta escuela en Anantapur (India), bajo el mural que ha diseñado.

TW
2

El artista Albert Pinya (Palma, 1985) viajó en febrero a India para realizar un mural en Anantapur, «la zona rural y más pobre» del país. «Ha sido una de mis últimas experiencias más fascinante y chocante», afirma. «Viajé al lugar para realizar un mural en un colegio para niños con parálisis cerebral, en la zona de Bathalapalli, en colaboración con la Fundación Vicente Ferrer, en el ámbito del proyecto Mata ombres», indica en un texto remitido a su galerista italiana, Martina Corbetta.

En Italia, donde ha protagonizado numerosas exposiciones, «me conocen popularmente como ‘Il Pinya’», señala en la misiva a Corbetta, como presentación al público transalpino, en la que recuerda que fue un adolescente «rebelde» al que internaron en un colegio de Valencia con 17 años y donde descubrió que le gustaba «contar historias».

Premio

«Mi forma de trabajar se basa en el error y aprendizaje», confiesa quien hace unos años ganó el premio al artista joven más destacado en la feria internacional de arte contemporáneo de Madrid, Arco. «Mi formación es prácticamente autodidacta», añade.

En cuanto a la labor creativa en el país asiático, explica que «sin lugar a dudas fue una experiencia muy intensa. Sobre todo por el contraste insólito que viví en India», aclara Pinya. «¿Cómo puede existir tanta belleza en medio de una pobreza tan extrema?», se pregunta el creador isleño. «¿Cómo pueden estos niños sonreír sobreviviendo con los recursos más básicos?».

Y añade sobre su experiencia vital y creativa en Anantapur: «Me siento triste por haber tenido que esperar 35 años para recorrer miles de kilómetros para tomar consciencia de las circunstancias en las que viven personas».

Finaliza con una reflexión sobre el coronavirus. «Tras este momento histórico, generado por el COVID-19 espero que, como efecto positivo, surja una mejor consciencia colectiva y un mayor compromiso social y cultural por parte de todos. Como dijo el profesor Joseph Beuys: ‘La revolución somos nosotros’».