—Bennàssar no había expuesto en el municipio desde su muestra de 1999 en el Convent. ¿Cómo se ha gestado esta colaboración?
—Fue por iniciativa suya. Se ofreció a exponer su obra este año, para ayudar en la reconstrucción de la economía local en plena crisis generada por la COVID-19. Por esta misma situación nosotros teníamos parados los preparativos de una muestra pictórica sobre la escola pollencina en el Convent y nos pareció una gran idea. Estoy seguro que la exposición de Joan Bennàssar, un artista de prestigio internacional, será un reclamo para poner en valor el patrimonio arquitectónico y todo lo que Pollença puede ofrecer diferenciado del «sol y playa». Estoy convencido de que los visitantes valorarán esta apuesta por la cultura y el arte.
—¿Por qué el Calvari?
—Es un lugar de visita imprescindible para todo aquel que viene a Pollença, y el resultado es un interesante contraste entre la obra contemporánea de Bennàssar y nuestro patrimonio cultural y arquitectónico. El Calvari es un lugar de penitencia, con un significado de sufrimiento, y en estos tiempos tenemos mucho sobre lo que reflexionar.
—Arca considera que los anclajes de las esculturas dañan este patrimonio, ¿qué opina?
—Era necesario anclarlas por seguridad y se ha hecho de un modo muy respetuoso, no se perforan las piedras de la escalinata sino las juntas, y se reharán cuando termine la muestra. No le veo mayor problema.
—Le hace una especial ilusión que sea un artista pollencí, ¿cierto?
—Sin duda, además de ser un artista reconocido, es una persona que siempre ha colaborado en todo lo que se le ha pedido: en la edición de libros, en carteles, en actos benéficos en los que ha donado obra para recaudar fondos. Su carácter tiene una parte altruista que, tras el confinamiento, ha querido traducir en crear un binomio entre la promoción turística y el arte, y le agradezco sus ganas de reactivar el municipio.