El cantante y folclorista Rodrigo Cuevas. | Redacción Cultura

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Se llama así mismo agitador folclórico y esgrime una electrónica que bucea en las raíces asturianas y gallegas. Rodrigo Cuevas va a contracorriente y vive en una aldea con solo seis habitantes. Bucea en los archivos sonoros de su Asturias natal, recopila la oralidad de las abuelas asturianas y las agita hasta convertirlas en un episodio musical tan anacrónico como feliz. Cuevas estará este sábado en La Lluna en Vers, en un concierto en el Santuari de la Consolació de Sant Joan, a las 21.30 horas.

¿Cómo espera el recibimiento en Mallorca sumida en esta nueva normalidad?
— Hay un sold out, así que espero que la gente tenga muchas ganas, no de bailar porque no se puede, pero sí de disfrutar desde la silla. De disfrutar de lam úsica y las historias que les voy a contar. Mi espectáculo se basa mucho en la interpelación al público, que no se pueden levantar y no es tan expresiva. Pero tuve que pensar que si no lo hacían no es porque el público se aburra, sino porque están sentados.

Su disco Manual de cortejo interpela a las raíces, a la sensualidad rural pasada por la eletrónica.
— Me baso en el cortejo antiguo, que ahora es tan poco poético e insulso. No sirve ni para hacer un espectáculo. La diferencia entre ligar ahora y antes es el reflejo clarísimo de la decadencia. Antes se ponían debajo de tu balcón, te decían cosas maravillosas. Ahora solo dicen ‘hola, dónde?'. Y encima mal escrito. Con faltas de ortografía es motivo de descarte. No se puede perder la poesía, aunque haya velocidad.

¿Para bucear en las raíces ha tenido que investigar mucho?
— Es una labor de investigación constante, no solo expresamente para Manual de cortejo. No soy un recopilador, no me dedico a ello aunque me tiro muchas horas visitando archivos. Me parece que lo que ya está grabado es muy interesante. Trabaje mucho en el archivo Fuentes sonoras para la historial Social de Asturias, de donde saqué a esas señoras hablando. A nivel de oralidad aún hay cosas muy interesantes. Ahora no nos contamos las cosas, nos las enseñamos en un video.

Además de Rosalía, hay gente como María José Llergo o Júlia Colom... Se remueve la tradición.
— Nuestras abuelas son las últimas que se criaron en ese mundo que ya desapareció. En Asturias la Edad Media duró hasta el siglo XX. No existía el dinero casi. Se mantuvieron tradicionales orales. Y al desaparecer las cosas, se romantiza.

Vive en una aldea, ¿eso le inspira para romper moldes?
— Me inspira mucho, las vidas son más auténticas. Para vivir con esta calidad de vida en Madrid tendría que ser millonario.