¿Encajó bien el confinamiento o era de los que se subían por las paredes?
—Lo encajé bien pese a que falleció mi madre con 95 años por coronavirus. En casa tengo un estudio y estuve entretenido.
¿De ese periodo extrajo alguna conclusión extrapolable a su futuro disco?
—El nuevo disco, que aún estamos mezclando, es deudor de mi anterior trabajo Sombrero roto, aunque le he añadido aspectos inspirados en la pandemia. Los primeros temas que aparecerán serán Días raros y Hambre, que probablemente dará nombre al disco. Hambre porque considero que es bueno a mi edad tener hambre, hambre musical, hambre filosófica y hambre social.
¿Cree que tras esta crisis cambiará el modelo de sociedad que conocemos?
—Todo lo contrario, están intentando apuntalarlo precisamente porque hay gente que quiere cambiarlo. Creo que se producirá un empobrecimiento muy grande, en el horizonte tenemos una crisis social.
¿La realidad socio política le ha hurtado al ciudadano el derecho a la utopía?
—Más que el derecho a la utopía, el ciudadano tiene derecho a saber lo que está pasando, pero al sistema le interesa tener a la gente aletargada.
Es difícil encuadrarle. Sus canciones poseen una sensibilidad muy compleja, es como un gato vagabundo que deambula por donde le viene en gana…
—Poco puedo aportar, me siento muy representado con lo que dice. El gato es un animal vagabundo y difícil de domesticar, y creo que son condiciones necesarias para un músico.
Aunque su carrera es muy personal está plagada de referencias colectivas...
—Quiero que mi mensaje llegue a la gente, y la música pop suele elaborarse con lo social y lo cotidiano, luego me gusta darle a las canciones mi propio punto estético y político.
¿El artista nace o se hace?
—En mi caso empecé a tener un sentimiento artístico con 12 o 13 años, necesitaba buscar el valor de las palabras más allá de su significado cotidiano.
En su opinión, ¿cuál es su huella en la fusión?
—No es mía solamente, se debe también a mi época en Veneno, escuchábamos mucha música y de repente empezamos a crear sonidos distintos en un formato muy primitivo.
¿El duende va con usted de gira?
—(Risas) Sí, procuro llevármelo.
¿Se ve como un innovador?
—Visto con distancia después de muchos años en la profesión te diría que sí.
Durante su carrera, ¿siempre ha hecho lo que ha querido?
—Sí, aunque con algunos condicionamientos. Me costó encontrar un camino propio tras Veneno y me costó armarme de nuevo, no lo conseguí hasta 1992 con Échate un cantecito.
¿Qué queda de aquel joven golfo que recorrió Europa y Estados Unidos yendo a conciertos de Frank Zappa y Dylan?
—Aunque me acerco a la tercera edad yo me veo igual.
En sus canciones hay una persistente obsesión por volar.
—Mi intención es volar pero sin evadirme. Creo que la vida es maravillosa, pero la hemos convertido en algo mezquino con este sistema basado en el dinero y la ambición.
4 comentarios
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Discrepo en lo que respecta a la ambición que puede ser una cosa buena.
@guillem, en Kiko Veneno és un dels millors d'espanya, composa cançons per tothom. Penses que els de Operacion triunfo composen?? i els que surten als 40 principales? noo, ho fa en kiko veneno i uns pocs més. D'altra banda, el qeu diu és veritat, qui guanya 1000 milions, perquè en vol 1000 més? els ultrarics no tenen ètica
Supongo que actuará gratis, con los millones ganados a lo largo de la vida le basta. Vaya charlatán, porque llamarle músico sería humillar a los buenos.
Supongo que, para "Live Festival Summer Edition", existen equivalentes en ambas lenguas de nuestro territorio.