Entre los dibujos que ofrecen se encuentra una rareza que Ultima Hora ha investigado por vez primera: el perfil de la fachada marítima de Palma que pintó Hércules Bazzicaluva, artista que vivió en la segunda mitad del siglo XVII. El dibujo ‘mallorquín' está hecho a pluma, con tinta marrón, muestra la Palma que a lo mejor vio (o no) y que sobre todo se imaginó, probablemente hacia 1638.
El pisano Bazzicaluva trabajaba entonces en una serie de dibujos titulada ‘Pocos y falsos países' para regocijo cultural del Gran Duque de Ferdinando II Toscana y de la famosa Corte de los Médicis.
El dibujo de Mallorca de este pintor y grabador en parte se encuentra en la línea del denominado pensamiento utópico que inauguraron Moro, Bacon y Tomás Campanella que consistía en fantasear sobre el mundo y sus urbes.
Recordemos que Campanella fue coetáneo de Bazzicaluva, que trazó el dibujo parece que con poco conocimiento directo del terreno y tal vez condimentado por la descripción de algún viajero que anduvo por la Isla.
Una imagen muy antigua
Mercè Gambús Saiz, profesora de la UIB y experta en el arte del Renacimiento y en la vida artística de la Toscana del Quattrocento, nos comenta que «ni La Almudaina, ni la Lonja, ni la Catedral son reconocibles, ni cómo era Palma a mediados del XVII, pero por otro lado creo que es una de las imágenes más antiguas del puerto de Palma, aunque sea una fantasía total. En estas fechas estaban acabados los tres monumentos principales de la fachada marítima. Ni por apro- ximación son reconocibles, pero su disposición urbana es correcta, de izquierda a derecha: Lonja, Almudaina y Catedral».
Una de las cosas curiosas del dibujo es la localización de las parroquias y el paisaje con los molinos a la izquierda. Bazzicaluva hizo también dibujos del perfil urbano de Barcelona, Tarragona y Alicante. Su idea era pasar estos trazos a grabado y hacer un atlas impreso que no se llegó a imprimir.
4 comentarios
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Para Clio. La filiación es la Toscana del siglo XVII. Consulta por ejemplo los libros sobre arquitectura de Manfredo Tafuri o de sir Anthony Blunt.
Pues persisto. No hay que ver a Tomas Moro y a Campanella por cualquier parte, a menos de probar la filiación.
Llamarse Clio y no saber qué es un dibujo que viene del mundo de Campanella y Moro, que eran del denominado movimiento utópico, eso sí q es una temeridad y una osadía.
A veces nos gusta exagerar: no es una Palma, ni utópica, ni fantástica, sino sencillamente imaginada.