La artista y activista Alicia Framis. | José Álvarez Díaz

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«Me enteré de todo esto cuando Susy Gómez lo publicó en Instagram, me contó todo lo que había pasado y, la verdad, toda esta situación me está dañando muchísimo, duele emocionalmente». Alicia Framis se presentó al Premi Ciutat de Palma d'Arts Visuals porque «es un concurso libre y abierto a todo el mundo», pero el jurado, tras colocar sus tres obras presentadas en los tres primeros puestos de sus valoraciones, éste –con la excepción de Gómez y otro miembro–, decidió apartar su propuesta y dejarla fuera de la exposición de los diez finalistas del certamen que exhibe el Casal Solleric.

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«Es injusto e ilegal, esto no tiene nada que ver con la democracia», cuenta Alicia Framis, quien añade: «Me duele también por el hecho de que nadie me haya llamado para contarme lo que ha pasado, he pedido explicaciones a Cort y únicamente me han pasado una documentación con números, esto no es transparencia». En este sentido, «tenía ilusión en el premio, porque la obra que quedó en primer lugar me parece especial e importante, fue censurada en Madrid».

Pese a ello, Framis, que también es activista, no se quedará de brazos cruzados. «Si no recibo ninguna explicación habrá que hacer algo más, alguna acción», sostiene.