Bernat Molina alzó el brazo como justo vencedor. | P. Pellicer

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La VII edición del Torneig de Dramatúrgia vivió este viernes en el Teatre Xesc Forteza, donde se celebró por primera vez, su apasionante e igualada final en la que Bernat Molina alzó su brazo como justo vencedor en una velada emocionante que estrenó formato con un público ‘enmascarillado’ y participativo, con una estruendosa ovación para el autor de Escalar un gegant, elegida como la mejor obra de una noche en la que el combate organizado por Produccions de Ferro dejó a Darrera opció, de Clara Ingold, como subcampeona.

Había ganas de teatro, y eso se notó en cuanto Josep Orfila hizo acto de presencia sobre el escenario. Fue el divertido maestro de ceremonias que con su gracia y soltura amenizó una final en la que la realidad se coló con el falso positivo de uno de los actores que obligó a hacer un cambio de última hora. Aun así, todo fue sobre la seda y Orfila presentó, con inocentes –y no tan inocentes– pullas incluidas, a los dos contrincantes que habían clasificado para la gran final.

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Tras la asignación por cara o cruz de los turnos, la ‘dramatúrguiga’, como la rebautizó Orfila, pudo llenar el escenario con su presencia cuando los actores María Pascual y Toni Amengual encarnaron las palabras que Clara Ingold había seleccionado como sus particulares guantes de boxeo en esta pugna. Darrera opció, texto que reflejó la falsa búsqueda de la autenticidad y la constante artificialidad de la sociedad con ironía y humor, movió las manos de los asistentes que ovacionaron a los artistas.

Contrincantes

Y si Ingold fue la cruz del sorteo, llegó el turno de la cara con Escalar un gegant, el texto de Bernat Molina que fue escenificado por los intérpretes Enric García y Biel Galmés, que pusieron voz y gestos a la sentida y cuidada escritura de Molina sobre las relaciones con nuestros mayores, la vida, la muerte y la memoria que cautivó al público.

Orfila, que se adueñó del escenario en cada intervención, anunció el momento de las votaciones, que en esta ocasión fueron a través de un código QR que el público recibió a la llegada. La espera de resultados fue, una vez más, navegada con facilidad por el artista conocido por su papel en Mai neva a ciutat.

Finalmente, había llegado el momento de saber el veredicto del público y, tras hacer subir –y subirle– al escenario a Ingold y Molina, Orfila destapó todas las dudas que pudieran quedar para alzar el brazo del autor de Escalar un gegant mientras Mar Pla, ganadora del año pasado, hacía entrega del cinturón de campeón de este singular combate muy poco pugilístico, pero igualmente dramático. Aunque, como siempre, quien ganó fue el teatro.