La dirección del Institut del Teatre de Barcelona anunció, este lunes, que apartaba al dramaturgo Joan Ollé de la actividad docente del centro, medida tomada durante una reunión extraordinaria para tratar las acusaciones de presunto acoso sexual y abuso de poder. El detonante fue un reportaje publicado en el diario Ara que denunciaba, a partir de numerosos testimonios, las prácticas de varios docentes. Desde el centro profesional de teatro, «se ha condenado la actuación de estos profesores y se solidarizan con los alumnos que hayan podido sufrir este tipo de situaciones».
Los responsables del Institut del Teatre han abierto un proceso de investigación y puesto en marcha el ‘Protocolo para la prevención, detección y actuación del acoso sexual, por razón de sexo, orientación sexual i/i identidad de género'. El artículo, firmado por Núria Juanico y Albert Llimós, describe los engaños y los abusos sufridos por diversas actrices durante los primeros años de carrera profesional.
Rasgos
«Lo que sucedía en las clases era vox populi, lo comentábamos en los pasillos, era como si fuera un rasgo más de la fisonomía del profesor, no te lo planteabas», comentó la actriz y dramaturga mallorquina Aina de Cos, estudiante a finales de los 90 en el Institut del Teatre, quien señaló: «Esto se sabía, al leer el artículo no ha sido una sorpresa». De Cos indicó que «hace veinte años, no se hablaba de este tema, ahora, sí», y matizó que «la gente más joven tiene la cabeza mejor amueblada; en este sentido, hay una nueva conciencia gracias a todo el trabajo que se ha hecho, las mujeres jóvenes tienen los límites más claros, aunque, por desgracia, sigue ocurriendo».
Los profesores denunciados son, además de Joan Ollé, los ya jubilados Jorge Vera y Berty Tovías. Decenas de estudiantes del Institut del Teatre han explicado su experiencia. «Con el primero trabajé una vez, me decían que en cada espectáculo la tomaba con alguien y esta vez me tocó a mí. Me chillaba y yo callaba», cuenta De Cos.
La actriz prosigue: «De los otros dos, he oído hablar de un ejercicio de las clases de uno de ellos, el famoso polvo cósmico, donde todo era muy normal; del otro, que sí tuve de profesor en 1996, cuando yo tenía 22 años, recuerdo que durante una de sus clases de expresión corporal opté por hacer la mariposa, para poder escapar en cualquier momento y así evitar que se me acercara, a las compañeras que escogían hacer de gatos, por ejemplo, las tocaba y acariciaba, interactuando de una manera muy desagradable».
La actriz Laura Aubert denunciaba, en el reportaje del Ara, que «no es normal que un director quiera ensayar en su casa y, de paso de invite a cenar, y, en el sofá, te diga que lo seduzcas, y que te lleve de fiesta e intente emborracharte, e intente besarte». Algo parecido le sucedió a Aina de Cos «con un profesor, cuyo recuerdo me duele y que me condujo a una situación muy violenta y desagradable».
«Estas vivencias provocaron el abandono de la profesión de algunas de mis compañeras, jugaban con tu fascinación por el trabajo y con las ganas de aprender, estabas en un lugar vulnerable», contó la mallorquina. En ese sentido, en respuesta a un mensaje en las redes sociales, la también actriz Pati Aguiló escribió que «coincidí con los tres (profesores) y me hace reflexionar mucho que no sea algo inesperado, se vivía como ‘ya sabemos cómo son', pero me parece muy fuerte. Todo mi apoyo a las valientes que han hablado».
En la publicación digital El Temps de les Arts, el periodista Andreu Gomila asegura que «si no se hace nada y siguen saliendo casos en las portadas de los diarios, es fácil que tengamos la sensación de que alguna cosa está podrida en el teatro catalán».
Agnès Llobet: «Esta denuncia no puede caer en saco roto»
Entre 2003 y 2007, la actriz Agnès Llobet (Pont d'Inca, 1984) estudió en el Institut del Teatre y aunque tuvo como profesor a Jorge Vera, uno de los docentes señalados por abusos, «nunca fui testigo de algo que no fuera apropiado». Ni ella «ni ninguna persona de mi círculo más cercano». Aun así, considera que esta denuncia «no puede caer en saco roto» y que es «positivo» que estas situaciones vean la luz para que «no vuelvan a ocurrir». Pide «más educación» para erradicar actitudes que cree que «hemos naturalizado de manera estructural».
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En principio, una "vox populi" no sólo corre por los pasillos, sino también por las calles y plazas.