Menos manifestaciones, pero la misma reivindicación. Hoy es el 8M, pero la lucha que abandera no se debe reducir a solo una fecha marcada en púrpura en el calendario, pero aprovechando su visibilidad charlamos con distintas personalidades del sector cultural que explican qué retos y barreras siguen necesitando ser superados.
Imma Prieto, directora de Es Baluard Museu, considera «importante» que la institución haya sido dirigida siempre por mujeres, pero matiza que «ser mujer no te hace feminista». Los espacios museísticos deben tener «voluntad de recuperación histórica» del papel de la mujer a través de programaciones y comisariados, y aboga por «luchar para que ellas puedan entrar en cualquier programación en igualdad de condiciones». Mejorar «la financiación de las instituciones» como forma de «asegurar el pan de sus trabajadores» es una de las recetas que propone, sobre todo si se tiene en cuenta que Baleares es «de las peor financiadas».
Por su parte, la editora Maria Muntaner cree que el «compromiso feminista» debe estribar en «publicar obras que den teoría al movimiento» y que «no quede todo en el 8M». Así pues, propone dejar de lado la «cantidad de autoras publicadas» para fijarse en si «sus obras dan luz al feminismo». Ello lo explica desde un sector sin «grandes desigualdades». «Hay que publicar libros buenos, y los hay de hombres y mujeres, al igual que los hay malos», incide.
Desde Madrid, Lara Martorell, primera actriz transgénero que interpretó a un personaje trans en España, ve «curioso» que «se prohíban manifestaciones cuando otros eventos sí se permiten». Para ella, hay que «seguir al pie del cañón» frente al «la realidad heteropatriarcal en la que vivimos». A su vez, valora muy positivamente la Ley Trans del Ministerio de Igualdad porque «es necesario que podamos defender nuestra identidad. No somos enfermas mentales que deban convencer a un señor con toga negra o a un médico de quienes somos. Lo sabemos perfectamente», remata.
Mientras, Josep R. Cerdà, director del Teatre Principal, explica que «de 80 títulos programados, este año hay autora o directora en 41». Para Cerdà, el principal objetivo a revertir en su sector es «lo difícil que es encontrar mujeres en trabajos específicos, como directoras de orquesta u ópera», aunque matiza que, si bien pocas, «ya hay algunas».
Victòria Morell, guionista en el programa Lo de Évole, denuncia «la brecha de género» de su sector, que «conduce a un entretenimiento sesgado». Frente a ello, «romper el techo de cristal y llegar a dirigir y escribir» es vital para «permitir la deconstrucción de comportamientos machistas». Para Morell, «no es una cuestión de cantidad, sino de desigualdad», razón por la cual clama por «la conquista de los cargos de dirección» a través de planes de igualdad» y «políticas audiovisuales y culturales serias que no obliguen al sector a mendigar».
Por último, Marina Planas, directora de Casa Planas, reflexiona sobre «llevar un archivo en el que hay una mirada patriarcal» al ser casi todo «obra de hombres». Ante ese pasado y frente a la cultura de la cancelación, Planas apuesta por «resignificar estos elementos y visualizarlos para cambiarlos». Su mirada, no obstante, también se dirige al presente, en el que «hay 30 hombres por cada 70 mujeres graduadas en carreras artísticas, pero luego no se traduce en su visibilidad». Por ello, se encomienda a seguir luchando: «Queda muchísimo por hacer».
1 comentario
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Se sobreentiende, pues, que los antiguos retos fueron conseguidos, cosa de lo que dudo.