Mafalda posó hace unos días para este diario en la terraza del Museu Es Baluard. | Pere Bota

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Es uno de los nombres con mayor proyección de la nueva hornada de músicos en España, un título que se ha ganado a base de mucho trabajo. Mafalda (Londres, 1994) acaba de publicar su segundo EP, Bailando sin sentido, el primero en castellano y que llega tras el éxito de su primera referencia, Daisy Chain (2019). La hija de Kyril de Bulgaria y la mallorquina Rosario Nadal se adentra en una nueva aventura musical mientras prepara, ya para 2022, su debut de larga duración. Nos citamos con Mafalda en la terraza de Es Baluard de Palma para hablar de unas canciones en las que se muestra más vulnerable y fuerte que nunca.

¿A qué Mafalda nos vamos a encontrar en el EP Bailando sin sentido?

—A la misma Mafalda de siempre, solo que esta vez con más confianza. Es mi segundo EP, aunque es el primero en español. Me di cuenta de que cantar en español me encanta y voy a seguir haciéndolo. La idea es seguir explorando esto, sacar más música en español y colaborar con gente de España. Esta vez he tenido que la oportunidad de trabajar en la producción con gente como Alizzz, lo próximo que me gustaría es hacer un featuring.

Tiene dos EP's publicados. ¿Cuándo escucharemos su primer álbum?

—En 2022. Habrá más cosas antes, ya estamos empezando a organizar cosas para después de la salida de este EP. Se trabaja a largo plazo. Como las giras están paradas, para mí la mejor manera de seguir conectando con mis fans es sacar más música. Tenemos sorpresas para este verano.

Está dando sus primeros pasos en la música, ¿cómo es hacerlo en mitad de una pandemia?

—Complicado y extraño, pero desde luego me ha ayudado a aprender muchas cosas y adaptarme a lo nuevo. La industria musical está sufriendo un duro golpe, no en el streaming, pero en vivo sí, está en un agujero. Por eso es importante que nos sigamos apoyando entre los artistas, pero también con los técnicos, los de sonido, el que te señala tu sitio en el escenario... Tiene que haber una unión y la hay.

¿De qué hablan sus letras?

—Es un paseo por mis emociones del último año y medio, para mí bailar sin sentido es eso, recorrer mis emociones. Hay momentos dulces, otros más vulnerables, historias de amor, de manipulación, de decir adiós, de tomar las riendas de tu vida y seguir adelante. Bailar sin sentido es adentrarte en tu mente y dejarte llevar.

¿Qué espera del EP?

—Que la gente haga suyas las canciones. El mensaje que lanzo es que lo que yo cuento en unas historias que todos podemos sentir, sobre todo en este momento tan extraño en el que todos estamos bailando sin sentido.

Mallorca puede ser el lugar perfecto para bailar sin sentido.

—Desde luego que lo es.

¿Lo presentará aquí?

—Me encantaría. Uno de mis grandes retos es venir aquí a Mallorca con mis canciones, me muero de ganas, a ver si este verano se puede. Siempre digo que soy de Mallorca aunque no haya nacido aquí. Me siento extremadamente mallorquina. Mi madre lo es y sin duda es una gran parte de mi vida.

Le han denominado ‘la reina de la electrónica' o ‘la reina del dark pop'.

—Lo veo como algo divertido, son etiquetas. También me han llamado ‘princesa del pop', y me hace mucha gracia porque uno de mis primeros discos fue uno de princesas del pop como Britney Spears, Pink o Christina Aguilera. Soy muy afortunada por tener el apoyo que tengo, también el de mi familia, que siempre me ha apoyado.

En su equipo la mayoría son mujeres, ¿fue algo intencionado o casual?

—Un poco de las dos cosas. También trabajo con hombres increíbles, pero las mujeres son de verdad la fuerza detrás de mi proceso creativo, me han enseñado a crecer como música y como persona.

¿Quiénes son sus referentes?

—Artistas como Lana del Rey o Florence & The Machine. Del primer disco de Florence tengo el recuerdo de que lo escuché aquí en casa de mi padre y me cambió la vida. También, en España, gente como Bebe o Zahara.

Usted pertenece a una familia y una saga muy conocidas, ¿es una ventaja o un handicap a la hora de iniciar una carrera?

—No lo sé, le diría que sí y no a ambas cosas. No le doy demasiadas vueltas, iría en mi contra. Mi música habla por sí sola, lo que vaya más allá no lo puedo controlar. Eso sí, nadie ha cogido el teléfono para llamar a este o al otro. Cada artista tiene algo que le diferencia y esta es una carrera que tiene mucho trabajo detrás y eso no se ve.