La danza no solo es una actividad destinada a la exhibición sino que cuenta con beneficios psicosociológicos. | Redacción Cultura

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«Nuestro objetivo es generar trabajo digno en el sector de la danza». Así de clara se muestra Catalina Carrasco, presidenta de la recientemente creada Associació de Professionals de la Dansa de les Illes Balears (APDIB). Esta agrupación, que ya cuenta con una veintena de socios, tiene tan solo unos meses de vida, pero se apoya en la experiencia de «compañías y profesionales que hemos trabajado mucho a nivel internacional y nacional», como Baal o Maria Antònia Oliver (quien es la vicepresidenta de la asociación) con el fin de «cambiar el sector de la danza en Balears».

El próximo 29, Día Internacional de su disciplina, se hará la presentación oficial de APDIB, aunque eso no implica que no hayan empezado a moverse. Carrasco comenta que «hemos llevado a cabo unas jornadas profesionales para el festival PalmaDansa y hemos tenido una reunión con programadores que ha ido muy bien». Los pasos a seguir los tienen muy claros y bien marcados para lograr el ansiado destino de generar un circuito estable de danza en las Islas.

Es necesaria «la colaboración de las instituciones que tienen que generar una serie de reglas y normativas para dar continuidad a la programación». Así, el «diálogo entre creadores, programadores y políticos» para saber las necesidades del público y el sector es vital.

Y no solo hablan de exhibición, sino «trabajos comunitarios, con personas con diversidad funcional, grupos desfavorecidos, etcétera», y es que Carrasco resalta los muchos «beneficios» que tiene, sobre todo ahora «con la llegada de la pandemia y los muchos problemas que va a generar a nivel psicológico». Frente a ello, «la danza ofrece entrar en contacto con el cuerpo, la sensibilidad, conectar con la gente, etcétera. La danza puede hacer mucho a nivel social, educativo, de salud... hay que darle un espacio y un presupuesto porque es el momento de que la danza tenga su lugar», asegura Carrasco.

Apuesta

La apuesta que reclaman a las instituciones es total porque la realidad es que «la situación para alguien que se quiera dedicar a la danza está mal». A la falta de presupuesto, que según Carrasco no alcanza «ni el 1%», se le suma «que no hay formación. Si quieres formarte tienes que ir fuera» lo que supone «falta de inversión en el talento local».

Y luego, cuando ya eres un profesional de danza formado, «no hay trabajo y solo hay compañías pequeñas con proyectos pequeños». Con suerte, explica la presidenta de la asociación, «obtienes una producción con el Principal, que menos mal que están, pero como mucho harás 5 o 6 actuaciones».

palma. baile. Catalina Carrasco , Bailarina,  performer y coreografa.
Imagen de la presidenta de la Associació de Professionals de la Dansa, Catalina Carrasco.

El problema no es la falta de talento, «porque la gente la tenemos», ni la falta de ganas del público, de la que Carrasco critica que sea real porque «no es que a la gente no le guste la danza porque no vayan al único espectáculo anual que hay», sino que «hay que seducirle y eso se hace con un mercado continuo». Por esta, y otras razones, la APDIB ha llegado para «cambiar el sector de la danza» y generar un circuito estable que dé trabajo digno.