Ya de cara al futuro, Marsillí está inmersa en el cortometraje Crim de sang, un filme que cuenta con el apoyo de IB3 y que está basado en la novela homónima de Sebastià Alzamora, distinguida con el Premi Sant Jordi 2011.
Lo dirige Jan Hernández, mallorquín afincado en Barcelona estudiante del máster de dirección de la Escola Superior de Cinema i Audiovisuals de Catalunya (ESCAC), y también participan la actriz catalana Muntsa Alcañiz y el mallorquín Joan Fullana. «En realidad soy la que menos habla de los tres, aunque sea la protagonista», bromea Marsillí.
Personaje
«Mi personaje es Concepció, una joven novicia que, durante la Guerra Civil, debe marchar de Mallorca para ir a un monasterio de Barcelona. Allí estará acompañada por la abadesa (Muntsa Alcañiz). La llegada del obispo (Joan Fullana) les intranquiliza, pues no saben muy bien qué hace allí y cómo ha llegado, pero saben que tienen que protegerlo. Así, los tres hacen equipo», cuenta la actriz.
«El obispo tiene celos del talento musical de Concepció y la quiere martirizar, pues es un personaje joven e inocente. Ella es muy inteligente, sabe como debe comportarse y la abadesa la tiene muy bien enseñada, pero ella echa de menos su casa y hace muchas preguntas, a lo que la abadesa responde siempre que se calle. Pero el obispo la provoca y quiere que se rebele, pero a la vez no sabe si es porque la quiere proteger o es algo cruel», detalla.
Entre algunas de las localizaciones para el cortometraje, que es en blanco y negro, está la Església de Santa Eulàlia, el Torrent de Pareis y Formentor, donde rodaron el pasado mes de enero, y luego el pueblecito Montsonís (Noguera, Lleida), donde estuvieron en febrero. Este proyecto todavía no está terminado y no hay una fecha de lanzamiento concreta.
Mito
Sobre el citado trabajo final de Marsillí, titulado Eurídice, la actriz declara que «la intención es moverlo por teatros», pero todavía es pronto para eso porque «es una obra muy breve que no encajaría como micro teatro y que no creo que deba alargar, porque está bien así». «Es una revisión del mito clásico de Orfeo y Eurídice, pero desde la perspectiva de ella. Es básicamente un monólogo protagonizado por ella, aunque hay algunos diálogos, en la que ella no quiere volver al mundo de los vivos y es precisamente por eso que el viaje no sale bien. En esta obra, el infierno es una discoteca llamada Hades Disco Bar, en la que hay un ángel-DJ que la obliga a bailar todo el rato y un guarda de seguridad que controla quien entra y quien no. Entonces, le avisan que Orfeo ha venido a buscarla, pero ella se siente mal porque está bien sola y tampoco le ha pedido que lo haga, aunque Orfeo es un buen chico y siempre la ha tratado bien», cuenta.
«Es una pieza que habla del amor propio, de la individualidad de cada persona y desmonta los tópicos románticos de las mujeres necesitan ser salvadas», concluye.
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