Si el curioso lector busca en internet Guillem de Vallfenosa no encontrará a ningún personaje real. Sin embargo, es a través de esta «broma» con la que el músico y poeta Xarim Aresté (Flix, Tarragona, 1983) publica su segundo libro, Les fugues de la font del temple (Rosa dels Vents, Penguin Random House), que ilustra el artista visual y diseñador gráfico Joan Garau (Santa Margalida, 1985).
Según la solapa del volumen, Les fugues de la font del temple es «una relectura en clave contemporánea del manuscrito medieval de Guillem de Vallfenosa que un pariente del propio Aresté encontró escondido dentro de una cisterna». En palabras de Aresté, «esta pequeña broma me servía para quitar peso a la verdad abierta».
Y es que con este libro, detalla, «el reto era conseguir cristalizar certezas y verdades que encontramos en la música, pero también en las emociones o la física». Con todo, el autor advierte que «todas esas certezas no provienen del razonamiento, sino de los saberes corporales, que es de donde procede el agua. Somos agua y el agua nos emparienta con el mundo vegetal. Así como absorben el agua, se expanden y es de esta manera que podemos respirar». De ahí a que el color verde sea el predominante de este volumen. «Es un homenaje a la planta interna que actúa por ella misma, como por ejemplo el sistema digestivo. No hablo de una planta poética, sino física, que todos llevamos dentro», señala.
Asimismo, la música está muy presente en estas páginas y en el título, ya que las fugas son también movimientos musicales además de las «gotas que se escapan por un caudal».
En todo caso, Aresté no considera que se trate de un poemario, pues avisa que «no he ido a buscar la belleza en ese sentido, es Joan quien la otorga». «La poesía parte de una verdad bella por sí misma y todo lo demás tiene que ver con el estilo o la cultura. A mí no me interesaba la belleza de las palabras, sino la de la verdad que encontramos en la naturaleza», matiza Aresté, que está trabajando en una novela, una exposición y proyectos musicales varios.
Por su parte, Garau explica que «la idea era explorar dentro, el sentido de la vida a través de la ley de la música y lo que he hecho es crear o generar metáforas visuales a partir de sus aforismos». El ilustrador, que se sirve del collage para llevar a cabo esta tarea, recuerda que creó estos dibujos y pinturas durante el confinamiento, por lo que se entremezclan con dibujos de su hija, Sofia. Sobre su estilo, aclara que «el collage me permite llegar a unos lugares y a un simbolismo con cierta agilidad. Me gusta coger imágenes, sacarlas de contexto y que a partir de ahí se originen nuevas imágenes».
Garau forma parte del incipiente grupo Perpetu y ha trabajado con bandas como Dinamo, Roger Pistola, Julian Vaughn, No Room y Glissando Big Band, entre otras. Además, ya ilustró el primer libro de Aresté, Catacumba umbilical (66rpm edicions, 2015) y ha diseñado también su último álbum, Mercuri.
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