Con un calendario repleto de importantes citas musicales en el horizonte, como su debut en la Ópera de Viena, el tenor argentino Marcelo Puente vio cómo la pandemia dejaba en blanco todos los huecos de su agenda. Ahora, casi año y medio después, Puente está de nuevo en la parrilla de salida de una nueva carrera en la que el combustible principal es su imponente chorro de voz y su dominio de la interpretación, las metas son las grandes plazas europeas a las que pretende volver y todo comienza mañana, a las 20.00 horas, en el Palau de Congressos de Palma en el inicio del festival MallorcÒpera, con Maria Victoria Cortès al piano, y, lo más importante, con el público de nuevo frente a él. La primera cita de un año en el que ya asoman tras el horizonte nombres como Montecarlo y Marsella en una «vuelta a la actividad» de quien ya ha debutado en lugares como el Covent Garden o el Royal Opera House de Londres.
¿Cómo está viviendo el regreso a los escenarios?
— La verdad es que volver al ruedo esta siendo muy difícil, pero es muy importante publicitar y dar voz a estas iniciativas porque la cultura es segura y podemos ofrecérsela a la gente. Por otro lado, poder volver después de un año y medio sin tener contacto con el público me vuelve muy feliz y un poco nervioso también (risas).
¿Cómo describiría las piezas que va a cantar mañana?
— Es una selección de arias de ópera del repertorio italiano y francés que es el que hago más en todo el mundo y con el que se me identifica. Son muy conocidas, de modo que apenas la gente las escuche las reconocerán, como el Nessun Dorma, de Turandot, por ejemplo. Además, habrá una sorpresita al final dirigida a mi tierra, Argentina.
¿Qué importancia le da a la actuación? Es decir, para cantar ópera, ¿no basta solo con saber cantar, sino que es necesario interpretar?
— Nosotros, los cantantes de ópera, desde el comienzo de nuestra formación, aparte de la técnica vocal, aprendemos la interpretación. Yo creo que, en ese sentido, también hay que saber plasmar lo que uno ha aprendido y todo lo que ha adquirido con los años. Eso es muy importante.
¿Qué supone compartir cartel con nombres como Ainhoa Arteta o Ermonela Jaho?
— Es muy importante que el festival apueste por artistas y colegas. Además, he tenido la oportunidad de actuar con Arteta y con Jaho, son grandes artistas, y la gente los reconoce. Y con Maria Victòria Cortès, la pianista, debo decir que es una gran alegría. No nos conocíamos, pero hay buena química, y eso, en un concierto a piano, es muy importante, porque el pianista y el solista conectan y logran transmitir la mayor cantidad de emociones y matices.
¿Cuál es el secreto para interpretar ópera? O lo que es lo mismo, ¿qué hace a un Don José, por ejemplo, un buen Don José?
— La preparación. En todas las etapas de una profesión te has de preparar, y yo lo hago muchísimo. Musical y vocalmente, pero además le quiero dar al personaje mi propia personalidad, que es lo que hace único a un artista. Luego, la gente lo ve como algo real y no ficticio.
¿Ese es el ‘toque Puente'?
— (risas). Un poco sí. Lo que pasa es que cuando empecé a estudiar siempre quise ser un artista, no un cantante. Cantantes hay miles, pero artistas hay muy pocos.
¿Cómo le afectó la pandemia?
— Muchísimo. De un día para otro todos los contratos se fueron cayendo y he estado un año y medio sin cantar delante de un público. Por eso esta vuelta es muy importante para mí y quería que fuera un concierto dedicado a las emociones y poder volver a sentir en mi garganta y en mi cuerpo lo que he aprendido estos años y regalárselo al público.
Además tengo entendido que perdió algunos eventos muy importantes como la Ópera de Viena.
— Sí y para mí fue un golpe muy duro. Iba a ser en enero de este año y volver a ese teatro va a ser muy difícil porque tienen una programación a tres años vista y recuperarlo será muy complicado y es como volver a empezar desde cero.
Transmite un aire optimista, a pesar de todo.
— Sí porque no pierdo la esperanza y no podemos seguir en esta nada de un año y medio que hemos tenido. Hay que ser positivos y tengo fe. Solo espero que los gobernantes nos dejen trabajar porque se ha demostrado que la cultura es segura.
Usted proviene de Argentina, pero vive en Madrid. ¿Por qué Europa es como la Ciudad de Esmeralda para los artistas latinoamericanos?
— No hay tantas oportunidades como aquí. Argentina es enorme. Solo mi provincia, Córdoba, es tan grande como Alemania, pero solo hay en todo el país cuatro teatros importantes. En Europa hay muchas más posibilidades porque cada ciudad de cada país tiene su propio teatro. De joven tuve la valentía de dejarlo todo e irme, pero es lo que quería desde chico y luché para conseguirlo. No es fácil, pero se puede lograr.
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