Eva Sandoval posó frente a CaixaForum.  | Jaume Morey

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Cuando la labor de alguien, como es el caso de Eva Sandoval, es la de comunicar las grandes piezas clásicas de la historia de la música, todo se vuelve algo más grandioso. Es una de las mensajeras de las poderosas composiciones, las cuales «se defienden solas», y su trabajo es «investigar la mejor manera de presentarlas al público». Ayer, Sandoval, que es periodista en Radio Clásica, además de musicóloga y pianista, arrancó el ciclo Lux Aeterna: 4 réquiems inmortales que la traerá a CaixaForum Palma hasta noviembre para extraer los hilos entretejidos en las partituras de Mozart, Brahms, Verdi y Fauré en este género «milenario».

La cita de ayer la reunió con la misteriosa –o quizá no tanto– misa de réquiem de Mozart, de la cual «se han contado leyendas y elucubraciones sin parar». Ya del propio compositor, explica Sandoval, «circularon todo tipo de historias en vida y ya no te digo tras su muerte», por lo que para dar algo de criterio, Sandoval presentó «la posibilidad más verosímil, que es la más prosaica». Su intento es el de «creer en las fuentes más fidedignas».

Por otro lado, también se mostraron «las influencias directas de Mozart en su música» con las conexiones con otros autores como Michael Haydn. Este es un poco el guion que servirá como constante en las próximas citas de Sandoval con el público mallorquín, cuya próxima cita será el 19 de octubre con Brahms.

El hilo conductor, claro está, es el género del réquiem, el cual atrajo a Sandoval ya desde «mi trabajo final de carrera» en el que «tracé un recorrido por toda la historia de este estilo terminando en György Ligeti». Ahí «surgió una atracción» y «el ciclo permite hacer un barrido desde finales del siglo XVIII hasta el XX».

Un vistazo general que permite ver «hasta las idiosincrasias geográficas por la manera en que se ha entendido la religión en algunos países», ya que, obviamente, el réquiem tiene una raíz profundamente religiosa.

Es por ello que las características comunes, aunque «varían muchísimo con el tiempo», son «piezas extremadamente descriptivas porque los textos de la misa latina son muy poderosos y hablan de los abismos del infierno». A su vez, hay partes «consoladoras» porque también se trata de una música «emotiva» ya que «réquiem significa descanso».

De hecho, los textos originales son «del siglo I a III, casi dos mil años, y los primeros manuscritos con ese texto asociado son del siglo X, con más de mil años de antigüedad. Pocos géneros han sobrevivido tanto tiempo y eso también lo hace único».

No obstante, a partir del siglo XIX «asistimos a un proceso de desacralización de la misa de réquiem» generando composiciones «para conciertos y no para templos» y que acompaña a «que con el tiempo se convierta en un género gigantesco de dimensiones monumentales».

Para acabar, Sandoval explica que «el objetivo de todo lo que hago es siempre el mismo: poner en lenguaje de calle algo que parece lejano o elitista, pero para nada lo es porque hablamos de emociones». Y cita a Fernando Palacios para defender con la misma pasión con la que habla de música, la labor de divulgación: «La música se la puede disfrutar al máximo de tres maneras: creándola, interpretándola o divulgándola. Estoy muy contenta de la profesión que tengo y espero que dure años».