La artista Nathy Peluso, que este viernes actúa en el Visit Mallorca Estadi, en una imagen promocional.

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«La gorda está triunfando mami», sentenciaba Nathy Peluso (Argentina, 1995) hace un mes en La resistencia. Y es que, la artista urbana nunca ha dudado de que llegaría muy lejos. Con tan solo 16 años comenzó a hacerse un hueco en el panorama underground con canciones que despertaban el imaginario femenino. Pero no fue hasta el 2020 cuando apareció el «fenómeno Sana Sana», que despegó su carrera para aterrizar en lo más alto con el álbum Calambre. Con una reciente nominación a los Premios Grammy Latinos al mejor álbum de música alternativa y en el aniversario de su LP, Nathy Peluso desembarca este viernes en la Isla para inaugurar el festival El Nou Escenari. El espectáculo, que promete «traer alguna sorpresa», tendrá lugar este viernes 8 de octubre, a las 20.00, en el Visit Mallorca Estadi. Asimismo, en la cita también se podrá escuchar al rapero Delaossa (Málaga, 1993).

¿Recuerda cómo nació su amor por la música?

—Mi pasión por la música surgió de un modo natural, nació conmigo. Yo creo que es un sentimiento que está en mis genes, en mi ADN. Además, el amor no es algo que se estudie o se planee. De hecho, siempre que nos enamoramos es algo inesperado. Ahí está la gracia.

¿Quiénes son sus referentes?

—La verdad es que he crecido escuchando a grandes artistas que siempre me han inspirado. Desde Frank Sinatra a Nina Simone. No puedo olvidarme de Oscar Peterson, La Lupe, Gloria Estefan o Elle Fitzgerald.

¿En qué momento supo que se iba a dedicar a la música?

—Desde que nací supe que me iba a dedicar al arte y nunca dudé en que ese era mi destino. En cuanto vi que la música me iba a dar de comer me enfoqué hacia ese lugar.

¿Cómo definiría su sonido?


—No definiría mi sonido porque creo que las categorías cortan bastante las alas. Siento que cada uno lo puede definir a su antojo pero sí es verdad que me gusta fusionar muchas cosas. Juego libremente con la música sin tener que centrarme en un estilo concreto.

La llaman la ‘Sandunguera'.

—La Sandunguera es un personaje libre, muy musical y caricaturesco. En definitiva, arrasadora. Pero no soy solo la Sandunguera. Yo soy todos y cada uno de los personajes que describen mis canciones. Juego con ellos, los habito y me voy transformando. Mis fans los conocen todos. Saben cuando soy la Sandunguera, cuando soy la Charlatana o cuando me adentro en Calambre.

¿Qué le inspira?

—A mí me gusta componer desde la improvisación y, normalmente, es el pilar fundamental del proceso. Después, obviamente soy muy metódica con cada una de las partes para sacar el máximo provecho a las canciones. Me gusta mucho la libertad del free style pero luego me pongo un poco más puntillosa.

En realidad, sus conciertos son todo un espectáculo.

—Me gusta identificarme como artista porque hago muchas cosas alrededor de mi música: escribo las letras, dirijo los videoclips, produzco mis temas, etcétera. Al final todo desemboca en la performance, es el resultado final. Me gusta también hacer ver que no son solo canciones porque estoy muy orgullosa del trabajo que hay detrás.

¿Qué se puede esperar del concierto de Palma?

—Actué hace poco en el Auditòrium. Me quedé anonadada, el público estaba súper entregado. La gente estaba loca y muy fogosa. Esta vez espero que sea igual y a lo mejor hay alguna sorpresa. Molaría cantar No se perdona, mi tema con Rels B.

En sus temas evoca la sexualidad.

—Yo simplemente soy muy natural, ni me lo planteo. Mis canciones son parte de mi realidad como mujer y como persona de este presente. Yo en mis letras hablo de lo que me sucede, de lo que conozco o de lo que sé. Entre todas estas cosas está la sexualidad, que es el gran fruto de la vida. El punto de fuga para que nosotros existamos.

Es una referente del empoderamiento de la mujer.

—La verdad es que nunca me lo planteé pero en el fondo siempre tuve mucha vocación de comunicar, de mantener un diálogo. Entonces, creo que inconscientemente al decidir escribir canciones que digan cosas, he provocado este poderío. Es algo que acepto y que me gusta porque es un arma. Mi música es una arma bonita para transmitir cosas y para acompañar a la gente con mensajes.

¿El feminismo es una moda dentro del panorama musical actual?

—En mi caso, fue algo súper genuino. Yo tenía 18 años cuando empecé a hacer canciones que de forma inconsciente hablaban de esta realidad y era algo raro, no había apenas chicas hablando de eso. De hecho, me acuerdo que se me juzgaba bastante por ser una mujer que opinara de estas cosas. También hay que decir que la música no era lo que es ahora y el mensaje no estaba tan extendido. Por eso, no me atrevería a juzgar las intenciones de cada uno, pero no se puede jugar a la moda con el feminismo, porque las modas son pasajeras y esto no puede pasar nunca.