Sobre las obras trasladadas este lunes a Es Baluard, el director detalla que «se trata de dos de las más importantes y de mayores dimensiones que tenemos» para las cuales los preparativos se llevaban planificando desde hace tres o cuatro meses. Según explicó el propio Copado, «tuvimos que preparar todo, las consecuencias que van a tener las obras y demás». Por ello, «se planificó el traslado, se realizaron los contratos, las gestiones pertinentes, una revisión y un informe de conservación para ver que estas dos obras estuvieran en perfectas condiciones, etcétera».
Meses de trabajo que ponían el punto y final a una labor que ha ocupado años desde que se comenzaran a revisar las filtraciones de agua desde la cubierta hasta que den inicio las obras. «Ha sido casi como un maratón de fondo, con distintas fases y momentos, pero hay un momento de alegría por mi parte porque por fin empiezan las obras y así sacar adelante la rehabilitación del edificio y la conservación del patrimonio, que son una de las cosas más importantes para la Fundació y para mí, y por otra parte sigo en tensión por ver cómo se desarrolla todo», constató el gerente.
Sobre el hecho de que las dos telas de Miró salgan durante tanto tiempo, Copado indicó que «ya habían viajado anteriormente, pero esta va a ser la vez que estarán en depósito en otro lugar durante tanto tiempo» con un total de dos años en Es Baluard, hecho que provoca que el director agradezca la «colaboración» entre instituciones porque «los problemas que ocurren en los centros similares son comunes, y en espacios como el nuestro, el Museu de Mallorca o Es Baluard, por ejemplo, en cuanto al almacenaje nos ocurre lo mismo. Por eso es tan importante la colaboración entre todos porque así podemos solucionar estos inconvenientes», comentó.
Extraño
Además, resaltó que la sensación de ver las salas completamente vacías durante tanto tiempo una vez arranquen las obras será algo «extraño», porque aunque ya habrán estado alguna que otra vez en ese estado, «nunca durante tanto tiempo ni todo el edificio a la vez», no obstante las obras en el edificio Moneo, que fue construido entre 1887 y 1992 por Rafael Moneo, eran algo marcado en rojo desde hace años por el actual director.
«Tenían un grado de desperfecto bastante elevado porque se producían filtraciones de agua que llegaban a las salas expositivas» y «a nivel personal me siento muy satisfecho por poder llevar esto adelante porque ha sido un proceso tortuoso, pero es momento de mirar adelante y no hacia el cómo podrían haberse hecho las cosas y lo difícil que ha sido. Espero poder llegar a ver esto acabado y también las obras en Son Boter».
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