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El alcalde de Palma, José Hila, junto al regidor de Cultura, Antoni Noguera, han efectuado este miércoles por la mañana una visita institucional a la Fundació Miró para conocer de primera mano el estado de las obras de rehabilitación que están teniendo lugar en el edificio Moneo del museo. El director del centro, Francisco Copado, les ha recibido y acompañado en la visita en la que también han podido conocer los detalles de boca de los directores de obra Eva Borràs y Toni Isbert.

Así pues, las obras, que comenzaron el pasado 2 de noviembre y para las cuales se ha llevado a cabo un vaciado de las salas principales de exposición, suponen el cumplimiento de una reforma necesaria por las filtraciones de agua que se estaban produciendo desde la piscina superior del edificio hacia las salas expositivas. El alcalde Hila, en su visita, explicó la importancia que tiene «actuar y poner al día espacios públicos tan importantes como la Fundació Miró» de la cual, según detalló, ya «se realizaron la rehabilitación del Taller Sert y ahora es el edificio Moneo» remarcando que el próximo paso será «la restauración de Son Boter». Noguera, por su parte, hizo hincapié en la importancia de «rehabilitar el patrimonio», que es «uno de los objetivos principales de nuestra ciudad».

Mientras que Copado también destacó la importancia de llevar a cabo estas necesarias reformas en un edificio que es «importante» para la ciudadanía y comentó el leve retraso que se dará en ellas debido al mal tiempo que ha acompañado a Palma durante el mes de noviembre y ha afectado al normal desarrollo de los trabajos. El centro de las tareas se ocupan en la cubierta de agua que da la bienvenida al visitante y que ocupa unos 800 metros cuadrados de superficie, construida entre 1987 y 1992 por Rafael Moneo. Ahora, casi treinta años después, se han producido desperfectos que implicaban filtraciones de agua, por lo que se están reparando.

La dirección de las obras corre a cargo de Eva Borràs, Miquel Moll y Toni Isbert quienes explicaron que están tratando de averiguar «que las filtraciones provengan de la zona que se pensaba» ya que hay indicios que apuntan a que podrían deberse a otra fuente. «Estamos adivinando cómo se hizo la obra original para encontrar los puntos más problemáticos y así dejar el edificio tal y como fue pensado en un principio», explica Isbert. Las obras se licitaron por un importe de 430.269,68 euros y está previsto que estén finalizadas durante el primer trimestre de 2022.