Palma23/04/22 21:08
Costó ponerse en marcha porque hasta casi el mediodía la lluvia impidió instalar los estands de libros en las calles y las plazas de Palma. Y, una vez instalados los estands, el viento continuó importunando, y la cautela obligó a cambiar los horarios y los puestos de firmas de bastantes autores. Después de dos años de anormalidad pandémica, éramos muchos los que deseábamos vivir un Sant Jordi pletóricamente normal, eso es, soleado, festivo y multitudinario, con miles de personas llenando las calles y miles de libros y de rosas vendidos, regalados, compartidos, disfrutados. No ha podido ser. O solo a medias.
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