Daniel Barbadillo Dubon en Casa del Libro.  | Pere Bota

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Desde 2017, Daniel Barbadillo Dubon regala poesía en su perfil de Instagram –que ahora mismo cuenta con 229.000 seguidores–. El poeta, ingeniero de formación, hará doblete en Palma. Ayer presentó en Casa del Libro su último poemario, Los paraísos fingidos (Espasa, 2021) y el mañana, a las 19.00 horas, recalará en La Movida con el espectáculo de poesía El juego de Lilith junto a su pareja Patt MM.

El lector de Los paraísos fingidos puede elegir si se queda en la cara amable del amor y de la vida, con las páginas más blancas, o si se atreve con lo más doloroso leyendo también las más oscuras. Es como un juego considerado por su parte.
—Escribir esa doble historia fue un reto para mí. No me quería quedar con la parte bonita que se acostumbra a ofrecer en los poemarios, pero tampoco con la desgarradora. Mi intención era plasmar la realidad. Además, en las páginas grises, aparecen dos títulos: uno tachado, que hace referencia al de la parte blanca, y otro diferente. También juego con las horas porque, si uno se fija, se da cuenta de que entre la parte blanca y la gris pasa poco tiempo. El protagonista no se decide, no sabe qué siente. Quería refleja lo efímero que es todo, cuando las verdades se contradicen podemos decir que todo es mentira. De ahí el título.

En nuestro día a día podemos tomar decisiones, pero en el amor las elecciones no son tan fáciles. No todo depende de uno.
—Se tiende cada vez más a ser fríos, a no sentir o sentir solo lo adecuado. Estamos en un momento en el que todo es más superficial. El protagonista se ve arrojado a lo que siente, aunque se puede contraponer de una hora a otra. Puede sentir que se muere de amor o, al cabo de una hora, tener un subidón. No hay control por parte del personaje, que, por cierto no soy yo.

¿Quién es? Apenas se conocen detalles sobre él.
—Sabemos que es un hombre, pero no cómo se llama ni dónde está ni qué edad tiene. Podría ser cualquier chico que se enamora de una chica. Quitando el género, todo podría ser. Es verdad que el personaje no soy yo, pero prácticamente he vivido todo lo que se narra en el libro con diferentes personas.

Portada del libro.

Es una historia de amor en tres actos que, a veces, recuerda al amor cortés y, otras, te devuelve a la realidad contemporánea con pantallas, redes sociales y Tinder.   
—La primera parte, de conquista, sí que tiene un toque más antiguo, aunque no fue algo premeditado. Después del cortejo ya cambia el tono.

De hecho lo titula Los paraísos fingidos, una frase que resume bien la esencia de las redes.   
—Sí, vivimos de cara a la galería, una galería externa, pero también de la nuestra propia, aunque nos convencemos de que no es así. Los paraísos fingidos son la parte gris.   

Con su alter ego Animalismo Poético ha conseguido que la poesía sea algo viral, cuando normalmente se tiene como inaccesible.
—Hay muchísima gente que empezó a escribir así. Hay una nueva corriente de poesía muy criticada para los que hacen poesía más clásica. Al final son formas de expresarse y son corrientes obligadas a entenderse. Yo empecé en Instagram para desahogarme. Y eso sigo haciendo. No lo pienso mucho, porque cuando escribes planificando lo que dices para gustar a los demás termina quedando superficial.

Daniel Barbadillo y Pat MM protagonizan esta propuesta que pretende rehuir del concepto de recital poético y convertirse en una experiencia inmersiva. En ‘El juego de Lilith', el espectador elegirá entre tres posibles desenlaces.

Insisten en que El juego de Lilith no es un recital, sino un espectáculo.
—Queríamos hacer algo más inmersivo. En otro espectáculo, El vértigo perpendicular, juntamos mis dos primeros libros y el de mi pareja, Patt, y construimos una historia nueva nuestra, basada en lo mal que lo habíamos pasado con otras personas.