Resines descubre su placa entre los ilustres de su ciudad natal

Este homenaje a Resines (Torrelavega, 1954) se produce tres días después de que inaugurase las fiestas patronales de su ciudad pronunciado un pregón ante miles de personas, en el que rememoró sus años de infancia en la ciudad, sus anuales vacaciones y otros recuerdos, como el sabor de la tarta de hojaldre o las comidas en casa de su abuela. Antonio Resines ha asegurado estar «emocionado» por las miles de personas que el viernes acudieron a escuchar su pregón y porque sus paisanos, los torrelaveguenses, reconozcan a quienes hacen cosas por su ciudad o a quienes como él, defienden el lugar donde han nacido y al que disfrutan volviendo, aunque ya no vivan allí de forma permanente.

También ha mostrado su «enorme agradecimiento» a la ciudad y a la Corporación por este homenaje simbolizado en una placa, «cuyo único defecto es que está en el suelo», ha bromeado, para acabar con un «Viva Torrelavega» coreado por decenas de vecinos que lo paraban a cada momento para hacerse fotografías con él o saludarle. Entre los que acudieron al acto se encontraba 'Poty' Castillo, con quien se saludó de forma efusiva, o José María Gutiérrez 'Chema', durante muchos años dueño del bar Chema, mítico establecimiento de la calle Julián Ceballos, al que Resines acude de forma habitual durante sus estancias en Torrelavega.

Tras descubrir la placa con su nombre que cubría la bandera de Torrelavega, el cineasta y escritor ha recorrido el resto de la calle escoltado por arcos de flores que portaban miembros del grupo de danzas de Tanos, para concluir en el lugar donde está instalada la reproducción de la Torre de la Vega. La Torre de la Vega fue una casona fortificada perteneciente a la Casa de la Vega, fundadores de la ciudad, edificada a finales del siglo XIII por orden de Garcilaso de la Vega, que en los siglos XVI y XVII perteneció a los duques del Infantado, y parte de cuyas ruinas aún existían en 1956, cuando se derribaron para edificar la iglesia de la Virgen Grande.