El bochorno que hizo este jueves por la mañana en Palma empujó a ‘Chiqui' a quedarse en casa. El abogado José Ignacio Herrero, al que nadie llama por su nombre, es un poco ermitaño. A veces. Agarra el pincel con la misma facilidad con la que se pone la toga, toca el saxo o la armónica o te cocina unas carrilleras. El letrado presenta una exposición de ocho cuadros en el restaurante Beewi de Paseo Mallorca el próximo 17 de septiembre, a partir de las 19.00 horas, con motivo de la Nit de l'Art. Se titula: Dos tontos muy tontos, Chiqui Herrero, bicicletas y bailarinas. La gente le pregunta si hace referencia al exjuez Manuel Penalva y al exfiscal Miguel Ángel Subirán y él lo niega.
– ¿Cómo da abasto?
– Porque son hobbies de desconexión. El trabajo es de abogado y la pintura y la música es para no ir tanto a los bares.
Uno de los cuadros que muestra es de cuatro músicos tocando en la calle junto al hotel Palace de Madrid, en 2013, como si fuera en Nueva Orleans. «Estaban en la calle pidiendo y me pareció chulo ver a un grupo entero ahí».
Su favorito es un óleo sobre papel de olas y una bicicleta. «Mi profesor de dibujo me dijo que pintase cosas que me gustasen. Y me gusta el mar y las bicis. Solo tengo una bicicleta, pero he tenido muchas que me han robado a lo largo del tiempo». ‘Chiqui' siempre va a los juzgados de Palma en una pequeña bicicleta Brompton plegable.
Los paisajes también le seducen. «Teníamos una casa en s'Estaca y toda la zona de la Serra de Tramuntana me gusta mucho». El abogado pretendía ser un pintor hiperrealista, pero fracasó. «Siempre intento adaptarme a la realidad, pero luego me queda mal y voy haciéndolo a mi manera hasta que veo que me sale algo. El hiperrealismo al final acaba por no decirte nada, no te aporta lo mismo que un expresionista o un impresionista. Es una técnica que requiere mucha paciencia».
– ¿Y usted tiene paciencia?
– No, ninguna.
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