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Sandra Lipski encara con la ilusión del primer día la decimoprimera edición del Evolution! FilmFestival, pero también con algo de presión: «Creo que hemos dado un salto de calidad». Lo dice con la confianza de tener a la cinta ganadora de la Palma de Oro de Cannes de este año, del cineasta Ruben Östlund, como título inaugural que se verá el miércoles en el Teatre Principal. No obstante, el Evolution! es mucho más, y desde el 26 hasta el día 1 de noviembre, acogerá cientos de películas, tanto de autores locales como internacionales, premios a autores como Laia Costa o LoneScherfig, y todo en un intento de «crecer en calidad, no cantidad».

En la anterior edición señaló que era un ciclo y que entraban en una nueva etapa, ¿qué hay de nuevo ahora?
—Cuando acabamos el año pasado, me senté con mi marido, Rainer, y pensamos qué podríamos crear para dar un nuevo enfoque. Pensamos en buscar algo que nos diferenciara y sirviera a los cineastas que vengan. Así dimos con la dirección de fotografía, algo que no es muy presente en los festivales. Este año, además de estrenar el premio Cinematographer Icon, que es para Ed Lachmann, tenemos contactos con revistas especializadas, como British Cinematographer o Camera &Light Magazine.

¿Qué supone para vosotros tener El triángulo de la tristeza, la ganadora de Cannes de 2022?
—Es muy fuerte. Supone un sello de calidad y decir que somos un festival que va de cine, no hacemos conciertos ni otras cosas. Somos cine. Aunque todavía no me puedo creer que tengamos al ganador de Cannes. Es una cinta muy intensa y creo que su proyección en el Principal va a dejar a la gente en shock.

Más allá de la cinta de Östlund, ¿qué puede contar sobre el programa de este año?
—Creo que este año crecemos, pero profesionalmente. No es tener más películas ni más sedes, sino mejorar. Por eso, tener La emperatriz rebelde, por ejemplo, nos parece un bombazo. También apostamos por cineastas nuevos y hemos creado la categoría Opera prima, para buscar nuevas joyas y talentos.

¿Qué implicaciones puede tener para los directores locales?
—Para ellos supone enseñar su trabajo y estar en comunicación con cineastas de todo el mundo. Por poner un ejemplo: que JaumeCarrió pueda tener una conversación con Östlund, y hablar de lo que sea con él, es algo que les ofrecemos y de lo que pueden salir muchas cosas. Y este año solo en la apertura tendremos 210 cineastas que estarán toda la semana. Es una locura.

¿Es la consolidación delfestival?
—Tenía mucho respeto por llegar aquí porque todo el peso recae sobre mis hombros, pero creo que hemos evolucionado. Nuestro objetivo es establecernos como MallorcaInternational FilmFestival y, poco a poco, dejar lo deEvolution!, y que toda la ciudad se vuelque con el festival como pasa en San Sebastián o Cannes. Hay una anécdota que resume nuestra visión: Ed Lachmann y Östlund coincidieron en un festival en Estados Unidos y charlando se enteraron de que los dos iban a pasar una semana en Mallorca por nuestro festival. Es brutal.

¿Cuál es el futuro del festival?
—Pasa por trabajar más todavía nuestras relaciones con otros festivales. Ahora que hemos dado este salto de calidad, podemos crear una red a través del dossier que tenemos. Algo que siempre hemos hecho bien es no lanzarnos a más de lo que podíamos, pero mejorando y sin vergüenza.

¿Se atreve a dar alguna recomendación del programa?
—Es muy difícil, pero diré dos: La emperatirz rebelde, una película hecha con mucha valentía por Marie Kreutzer. Y El que sabem, una película catalana deJordi Núñez.