El Palacio de Congresos ha acogido este martes por la noche, como ya va siendo tradición, la gala de clausura del Evolution! Mallorca International Film Festival (EMIFF), fundado y dirigido por Sandra Lipski, para cerrar su undécima edición, posiblemente la más ambiciosa de su trayectoria, con la proyección de El triángulo de la tristeza, ganadora de la Palma de Oro en Cannes de este mismo año. La cinta abrió este Evolution! el pasado miércoles 26 de octubre en el Teatre Principal de Palma en una cita muy especial que contó con la presencia de su director, el sueco Ruben Östlund. Precisamente este ha recogido este martes, de manos de Paula Serra e Iris Baumüller, el premio a mejor largometraje internacional con un discurso, como ya sucedió en la gala inaugural, muy cercano con el público. De hecho, Östlund recordó que hace justo un año se encontraba en su casa de Campos y pasaba largas noches editando esta película, intentando mejorarla, por lo que «una parte de la producción está hecha aquí en Mallorca». «Si queréis venir a verme estaré encantado de recibiros», aseguró al público.
Uno de los momentos más emotivos del acto ha sido cuando Victòria Morell, hacia el comienzo de la velada, se ha alzado como ganadora del premio a mejor largometraje documental de la sección Made in Baleares por Petricor, una cinta realizada por Nova Producciones. Visiblemente emocionada, Morell se ha referido a esta cinta como una historia de «resilencia», a la vez que ha señalado que espera que ayude a «romper con el tabú de los Trastornos de Conducta Alimentaria y también para hacernos reflexionar sobre quiénes somos».
Por su parte, Sofía Martell y Lluís Prieto se han hecho con el galardón a mejor cortometraje realizado en las Islas por Sacrifici. Dedicaron esta distinción a todas las madres, también protagonistas de este filme. Eugenia Sampedro consiguió una mención especial por su corto Un diumenge qualsevol. El mejor largometraje con sello balear fue para Bulldog, del alemán André Szardenings.
Con todo, la película que aglutinó más reconocimientos fue La Maternal, de Pilar Palomero. La segunda cinta de la directora de Las niñas coleccionó tres galardones: mejor dirección de largometraje internacional para Palomero; mejor actriz para la jovencísima Carla Quílez y mejor dirección de fotografía para Julián Elizalde. La única del equipo que estaba presente, Ángela Cervantes –nominada al Goya por Chavalas–, ha recogido el premio en nombre de Palomero y Quílez. Cervantes ha afirmado que «fue muy fácil trabajar con Carla y ser su madre en la ficción».
De hecho, esta cinta ha servido de aperitivo y antesala a la larga entrega de galardones –22 en total, sin contar el Evolutionary New Talent, que se ha llevado Laia Costa, gran promesa de la próxima edición de los Goya por su papel en Cinco lobitos–. Costa ha dedicaod unas palabras muy sentidas a Lipski por crear un certamen que construye «puentes» y que programa películas nuevas y no tan recientes, así como por juntar en el mismo festival a profesionales de una larga carrera con «gente que estamos empezando en esto».
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