Se trata, no obstante, de una obra con «muchas sombras» en referencia a todo el trabajo que se esconde detrás y que no se ve a simple vista. Arenas relata que «hemos tenido que hacer un coro infantil con 100 niños», que ha sido una «locura», detalla. Han sido, además, muchos años de trabajo y, de hecho, todo empezó en la Isla. «El primer concierto de Los Chicos del Coro reales en España fue en Mallorca y, concretamente, en la Basílica de Sant Francesc», rememora Arenas, que fue el promotor. «Iban a hacer una sola actuación y acabaron haciendo tres», recuerda, y, de hecho, se hospedaron en un hotel de la familia Horrach. Es por eso que Arenas se «acuerda mucho» de Joan Antoni Horrach, el galerista fallecido recientemente en Palma y que era «un amigo».
Además de esta conexión con la Isla, detalla Arenas que también han colaborado en el musical Marga Mateu y Rodrigo Álvarez, de la Capella Mallorquina, quienes «empezaron conmigo en Mallorca» y que «me los traje al proyecto». Y, de hecho, aportan más que trabajo: «Una de las niñas solistas es su hija», explica Arenas.
Al margen de lo mencionado, también cabe destacar que el 80 % de lo recaudado en productos promocionales irá destinado a organizaciones no gubernamentales. Todo lo dicho asegura, como mínimo, el éxito de haber podido sacar el proyecto adelante, que además cuenta con Rafa Coto, mánager de Miguel Poveda, como uno de los que se han embarcado en este musical que arranca esta noche, por todo lo alto, desde el centro de Madrid con la universal historia de Los chicos del coro para llenar el patio de butacas durante los próximos ocho meses.
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