La cantante Mónica Molina, hija del mítico Antonio Molina.

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La sangre no traiciona ni engaña. Eso es algo que tienen muy claro en la familia Molina, en la que, al nacer, además del nombre deben otorgar una inquietud artística. Mónica ha seguido la tradición de su padre, Antonio, y se ha decantado por la música, ámbito en el que lleva inmersa más de 20 años y que la ha vinculado de manera directa con Mallorca, donde está grabando su nuevo disco, el primero en el que «cojo las riendas», acompañada por Toni Cuenca. Molina estará este jueves en Son Termes para dar un toque musical a la gala de los Siurells de Plata 2022 de Ultima Hora, unos galardones que se entregan desde 1965 y que presenta la actriz Queralt Albinyana.

¿Qué la vincula con la Isla?
— Estoy trabajando en mi nuevo disco en el estudio de Toni Cuenca, en Puigpunyent, y la verdad es que estoy muy a gusto allí. Él es mi director musical desde hace muchos años y suelo ir a la Isla de vez en cuando. De hecho, participo en la gala gracias a Cuenca, que se encarga de la música y a raíz de ello me ofrecieron participar.

Actualmente reside en Lisboa, ¿por qué se instaló allí?
— Estoy a caballo entre Madrid y Lisboa. Estuve unos años en Roma y después, por temas familiares, hemos venido a Portugal. Le he perdido el miedo a cambiar de lugar porque he descubierto que hay que vivir donde uno es feliz y donde te sientes a gusto y te acogen. Básicamente donde te sientes protegido.

Desde siempre forma una dupla creativa con su hermano Noel, ¿cómo es trabajar con él?
— Hemos trabajado juntos durante muchos años y es autor de todas mis canciones, incluidas las de este disco, y siempre ha sido mi productor, menos en este disco. Ahora tomo las riendas yo y todo corre a mi cargo porque soy la responsable de lo que sucede y es la primera vez que me separo de él.

¿Cómo va esa experiencia?
— Al principio extraño, porque estaba muy acostumbrada a tenerle de mi mano, pero también era bueno para los dos y ver qué pasa. Tenía la necesidad de volar sola, aunque las canciones sean suyas, las grabo como a mí me nace. Estoy descubriendo un mundo que desconocía y me he relajado mucho en este sentido porque me he dedicado a mi voz y a cantar. Creo que estamos haciendo un trabajo muy bonito.

¿Cómo ve la música ahora, tras 20 años de carrera?
— Los años te dan una serenidad que es imposible tener de otra manera. Cuando eres joven estás en combustión, siempre trabajando con una ansiedad que, con los años, se calla. Trabajas desde otro lugar, uno de reposo, descanso, sosiego. No tengo la necesidad de demostrar nada, soy quien soy y hago la música que quiero.

Empezó como actriz antes de dar el salto a la música, ¿fue una decisión difícil?
— No me costó nada, lo tuve muy claro desde el principio porque cuando empecé a cantar dejé de actuar, aunque sigo interpretando, pero con mi voz. Siempre tuve muy claro que no volvería al cine y he trabajado mucho para cumplirlo.

¿No se plantea volver a actuar?
— Para nada. Es verdad que en España no hago mucha cosa a nivel musical y parece que se me ha tragado la tierra, pero llevo 20 años sin parar. Tengo mucho mercado en Turquía y casi todo lo que hago es allí. Me da igual si la gente sabe qué hago o no, yo tengo mis conciertos y voy sacando mis cosas sin necesidad de estar todo el día en medios o en programas haciendo alguna chorradita.

Teniendo en cuenta la familia en la que nace, ¿estaba claro que iba a ser artista?
— Realmente habría sido difícil ser otra cosa, o al menos raro. Es lo que he vivido y he crecido en ello, en la música, sobre todo por mi padre. Pero fíjate, saqué mi primer disco con 31 años. Aunque no supiera que iba a cantar, tenía una tendencia muy fuerte hacia la música. Incluso cuando hacía cine me apuntaba a todos los cursos de canto. He tenido mucha suerte de tener los padres que he tenido, los dos, que me han enseñado cosas maravillosas y una de ellas es amar la música como la amo.