Esto último tiene que ver con el contenido de este ensayo, fruto de ocho años de investigación y más de 300 libros leídos. «El lenguaje audiovisual es bastante reciente, apenas tiene cien años, aunque digan que el origen del cine se remonta a 1894. El cine nace como lenguaje en torno a 1928 y 1932, que es cuando se empieza a estructurar. En ese momento son los actores de teatro quienes representan las películas, aunque el trabajo del actor cinematográfico es crear un lenguaje propio», señala.
Representación
En este sentido, Vega Páez detalla que «un personaje es un arquetipo, una representación emocional de lo que somos, las decisiones que tomamos, etcétera». «En función de eso el actor tiene la responsabilidad de desarrollar una estructura sólida que le permita concebir el personaje. Yno hablo de construcción porque de eso se encarga el dramaturgo. El actor representa y cuenta una historia a través de las emociones», aclara.
Una de las críticas más importantes que plantea Vega Páez en este volumen es que «en el cine no se ensaya», por lo que el libro pretende ser una «herramienta». De hecho, también incluye ejercicios y prácticas que pueden resultar útiles no solo a los artistas, sino también a todos aquellos que sientan curiosidad por el tema.
«Normalmente el actor se prepara y, en el set, se le abandona y el aspecto técnico es el que domina. Por ejemplo, el actor no se puede ver, no sabe cómo ha reaccionado a una explosión o a una persecución. Necesita ver el primer plano. Ideado por Griffith, es este el que permite ver la intimidad y el alma del personaje y, por tanto, es la representación más pura de la emoción», matiza.
Abandono
Sobre el síndrome del abandono del actor, el autor explica que «lamentablemente se cree que es un profesional que tiene que hacer las cosas solo, pero en realidad el arte audiovisual es un trabajo en equipo, en el que también son importantes los técnicos de iluminación, por ejemplo. El actor no es un elemento escenográfico, sino un elemento de vital desarrollo». El también pedagogo avanza que está escribiendo un segundo libro que continúa con este proyecto. «Empezamos con el alma, que es lo más sensible, pero luego también vienen la mente y el cuerpo».
(1984) presentará este jueves 1 de diciembre su primer libro, Alma del personaje cinematográfico. Será a las 19.22 horas en Temple Natura (Temple, 4). Esta hora tan particular, según explica el autor, es para que «la gente llegue con tiempo» y, sobre todo, «para romper con el pensamiento lineal, que es lo que provoca el nacimiento de la estructura artística».
Esto último tiene que ver con el contenido de este ensayo, fruto de ocho años de investigación y más de 300 libros leídos. «El lenguaje audiovisual es bastante reciente, apenas tiene cien años, aunque digan que el origen del cine se remonta a 1894. El cine nace como lenguaje en torno a 1928 y 1932, que es cuando se empieza a estructurar. En ese momento son los actores de teatro quienes representan las películas, aunque el trabajo del actor cinematográfico es crear un lenguaje propio», señala.
Representación
En este sentido, Vega Páez detalla que «un personaje es un arquetipo, una representación emocional de lo que somos, las decisiones que tomamos, etcétera». «En función de eso el actor tiene la responsabilidad de desarrollar una estructura sólida que le permita concebir el personaje. Yno hablo de construcción porque de eso se encarga el dramaturgo. El actor representa y cuenta una historia a través de las emociones», aclara.
Una de las críticas más importantes que plantea Vega Páez en este volumen es que «en el cine no se ensaya», por lo que el libro pretende ser una «herramienta». De hecho, también incluye ejercicios y prácticas que pueden resultar útiles no solo a los artistas, sino también a todos aquellos que sientan curiosidad por el tema.
«Normalmente el actor se prepara y, en el set, se le abandona y el aspecto técnico es el que domina. Por ejemplo, el actor no se puede ver, no sabe cómo ha reaccionado a una explosión o a una persecución. Necesita ver el primer plano. Ideado por Griffith, es este el que permite ver la intimidad y el alma del personaje y, por tanto, es la representación más pura de la emoción», matiza.
Abandono
Sobre el síndrome del abandono del actor, el autor explica que «lamentablemente se cree que es un profesional que tiene que hacer las cosas solo, pero en realidad el arte audiovisual es un trabajo en equipo, en el que también son importantes los técnicos de iluminación, por ejemplo. El actor no es un elemento escenográfico, sino un elemento de vital desarrollo». El también pedagogo avanza que está escribiendo un segundo libro que continúa con este proyecto. «Empezamos con el alma, que es lo más sensible, pero luego también vienen la mente y el cuerpo».
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