Francesc Vicens, con el libro de la Sibil·la. | ARCHIVOS

TW
5

Francesc Vicens (Palma, 1977) recuerda perfectamente cuando la UNESCO declaró el canto de la Sibil·la Patrimonio Inmaterial de la Humanidad hace ya doce años. «Iba a clases de catalán y cuando llegué a casa me encontré unas cuarenta llamadas y mensajes. En ese momento ya imaginé que algo importante había sucedido». Y no se equivocó. «A nivel mediático, ha sido lo más grande que he vivido», asegura el musicólogo, que lleva veinte años estudiando esta importante «actividad humana» como «fenómeno social y cultural vivo». Una década después, Vicens repasa el impacto que tuvo la Unesco, así como la evolución que ha experimentado el Cant en el «libro de consulta» La Sibil·la després de la UNESCO. De patrimoni immaterial a la reafirmació de la identitat (Lleonard Muntaner). Lo presentará el miércoles, a las 19.00 horas, en Drac Màgic (Palma).

Lógicamente, la declaración de la Unesco contribuyó a que la Sibil·la se conociera en todo el mundo, «globalizando» así una parte de esta tradición que sigue celebrándose la noche del 24 de diciembre en todas las iglesias de la Isla, durante el oficio de matines de la vigilia de Navidad. Sin embargo, Vicens insiste en que sigue llevándose a cabo «como siempre se ha hecho». Por otra parte, el impacto se ha materializado en la proliferación de «manifestaciones culturales», como la publicación de ensayos, la grabación de discos o la celebración de conferencias.

En este sentido, Vicens avisa que «hay músicos que conocen, en mayor o menor medida, la tradición y el personaje y han querido explorar la Sibil·la desde nuevos lenguajes, como el jazz o el metal». Para el autor, el hecho de que haya nuevas propuestas es algo positivo. «Es una tradición de referencia de la Navidad y, por lo tanto, no peligra. Lo preocupante sería que las nuevas prácticas sustituyeran a la que se ha hecho siempre. A la Sibil·la no hay que salvarla porque nunca ha estado en peligro, que yo sepa», asegura.

Y en esta «ampliación del abanico de representaciones», el investigador señala que se ha «magnificado la parte performativa». «La Sibil·la es una mujer poderosa que tiene la capacidad de predecir el futuro, por lo que infunde respeto y también temor. Es un relato muy útil dentro del discurso feminista, para el siglo XXI y para ahora, con la pandemia, los cataclismos por el cambio climático y las guerras. El mundo exige una revisión y la Sibil·la pone la atención precisamente en esto. Es un grito de urgencia», matiza.

Así pues, bienvenidas sean todas las exploraciones de la Sibil·la. «Y que nadie se escandalice», añade Vicens. «En todas las épocas, los músicos han usado recursos de cada momento que les son propios. Ahora, por ejemplo, los elementos tecnológicos con bases preprogramadas. La improvisación siempre ha formado parte del Cant de la Sibil·la. Es una actividad humana y, como tal, las personas pueden interpretarlo a su manera, hacérselo suyo y, en consecuencia, está siempre en transformación», razona.

Por otra parte, la Sibil·la, tal y como destaca el investigador, implica la participación de toda una comunidad, que se constituye en una especie de equipo: desde la persona encargada del vestido, hasta el organista o la propia Sibil·la, que tiene que cuidarse mucho la voz y ensayar. «Muchas chicas jóvenes o mujeres que la interpretan aseguran que es muy diferente a todo lo que han cantado en su vida. Subir allí se convierte en una experiencia trascendental y mística. Muchas me han contado que les conecta con sus antepasados o con algún ser querido que ha muerto», asegura.

Un valor añadido del libro, según el propio autor, es que incluye un centenar de fotografías inéditas, así como veintiséis entrevistas que ha llevado a cabo Vicens con testimonios que han tenido un papel activo en relación con el Cant de la Sibil·la en Mallorca, desde Joan Parets Serra –mentor de Vicens, al que considera el «primer divulgador de la Sibil·la, que falleció el año pasado–, Ricard Terrades –director musical de la Escolania de Blauets de Lluc–, la cantante Maria del Mar Bonet –especializada en música tradicional y que la ha cantado durante dos décadas en la iglesia de la Bonanova de Barcelona y en el Palau de la Música–, la vocalista de jazz Júlia Colom –la ha cantado en lugares como Francia, Nueva York o la India–, los musicólogos Amadeu Corbera y Bàrbara Duran, el profesor de geografía Ivan Murray o la directora insular de Patrimoni del Consell, Kika Coll –quien además firma el prólogo. De hecho, muchos de ellos participarán en la presentación del miércoles.