En la entrada de Dilalica se levanta 'La Cronometradora' (2023) «una obra ambivalente, ofrenda y tótem, fuente y potabilizadora a la vez», de Stella Rahola Matutes. | Laia Catarina Botelho

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El agua, un bien cada vez más escaso y de gran versatilidad, es el eje del diálogo que llevan a cabo las artistas Mar Guerrero, Stella Rahola Matutes y Laia Ventayol en el espacio expositivo Dilalica de Barcelona. La muestra, que puede verse hasta el próximo mes de abril, está comisariada por las mallorquinas Pilar Rubí y Cati Bestard.

Bajo el título de Intercambios, la propuesta despliega, según detallan, «imaginarios en torno al agua», en tres propuestas «atravesadas por la eco-ficción y por la versatilidad de un recurso cada vez más escaso». De esta manera, el proyecto explora la interrelación de los humanos con el agua, «una relación que se puede analizar tanto desde la dependencia, como desde los efectos irreversibles que las acciones humanas han causado».

«Se trata de un territorio tanto real como de ficción, en el que las obras apuntan a un diálogo, pero también a una tensión entre el conocimiento científico y los demás saberes», matizan en la hoja de sala. Sobre el título, las comisarías explican que hace referencia a «esta relación y afectación entre los recursos naturales y la vida humana».

La pieza La Cronometradora, una obra que es «ofrenda y tótem, fuente y potabilizadora», de Stella Rahola Matutes, da la bienvenida a la exposición. Por su parte, Aigües Còsmiques, de Mar Guerrero, pone en relación estudios sobre el ecosistema marino y la observación astronómica, vinculando ciencia y ecología.

Laia Ventayol participa con el vídeo Estaría bien que en algún momento podamos beber agua, que representa el encuentro de un grupo de zahoríes y otras personas en una montaña de Mallorca para buscar agua subterránea.