La sociedad mallorquina, en especial el mundo de la cultura, ha querido mostrar sus respetos a la figura de Antoni Serra, escritor, periodista ligado a esta casa y activista cultural que falleció el sábado a la edad de 87 años.
Ha sido en Bon Sosec donde familia y colegas se han reunido para despedir al prolífico autor y padre del detective Celso Mosqueiro, en una tarde en la que no han dejado de llegar figuras relevantes de la cultura y la política, entre los que se han econtrado nombres como Francina Armengol, presidenta del Govern; el alcalde de Sóller, Carlos Simarro; Bel Busquets y Lluís Apesteguia, de Més; el regidor de Cort Llorenç Carrió; los periodistas Tomeu Martí, Ferran Aguiló y Toni Planas; la gestora cultural Magdalena Aguiló; la directora del área de Educació de Cort, Francesca Niell; el director de Ultima Hora, Albert Orfila; los escritores Joan Perelló, Antonina Canyelles, Pere Joan Martorell y Biel Mesquida; los libreros Francesc Sanchis y Glòria Forteza-Rey, de Embat; los profesores de la UIB Joan Miralles, Biel Majoral, Gabriel Bibiloni y Jaume Corbera, y un largo etcétera, quienes arroparon a los hijos del escritor, Albert y Clara, y a su madre Xisca Barceló.
Hacia el final de la tarde, con el sol ya bajo en el horizonte, ha tenido lugar uno de los momentos más emotivos cuando se han dedicado unas palabras en la figura de Serra. Sanchis ha sido quien ha leido un texto de Sebastià Bennasar en el que ha hablado de la «generosidad» del autor además de que fue su «maestro literario». Tras él ha sido Sandra Martínez, amiga personal de Serra, quien ha repasado algunas anécdotas que dibujaron sonrisas en los presentes, y se ha preguntado si Serra no preferiría estar ahora en el infierno en lugar de en el cielo, algo en lo que no le falta razón a juzgar por lo que él mismo dijo en una entrevista con este diario cuando destacó que «el infierno sería más divertido».
El escritor y crítico de cine Antoni Figuera ha pronunciado unas emotivas palabras y se ha referido a Serra como «amigo» y ha avisado de que si se le ve hablando solo ahora «no será así, sino que hablo con él porque siempre estará a mi lado». Por último, Miquel Serra, editor de este diario, ha cerrado el improvisado homenaje alabando la «gran obra literaria y familiar» que Antoni Serra deja y que «se seguirá leyendo y estudiando», por lo que más que un último adiós, se trata de un fins aviat.
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