El escritor Ferran Torrent, este jueves en la Casa del Libro. FOTO: Jaume Morey | Jaume Morey

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El escritor Ferran Torrent (Sedaví, València, 1951) ha hablado este jueves de la novela Memòries de mi mateix (Editorial Columna) en la Casa del Libro de Palma. Presentado por Sebastià Alzamora, ha organizado el acto la Fundació Baleària, de la que el narrador valenciano es miembro. El protagonista de la trama es El Mític Regino, un falsificador de arte y de documentos para militantes clandestinos, que llega a conocer a Elmyr de Hory en Eivissa, con el que intercambiará cuadros.

No es la primera vez que El Mític Regino aparece en las novelas del autor. «Es como un jugador de fútbol que espera poder jugar en el banquillo y, ahora, le ha llegado su turno porque el entrenador lo acaba de sacar al campo», ha contado Torrent, quien ha explicado que «el personaje del falsificador siempre me ha interesado, porque es alguien que le roba el alma a un artista, que confunde la realidad y la ficción, por el engaño y el daño que provoca». En ese sentido, el escritor ha declrado que «es curioso que puedas llegar a mirar un cuadro y te guste mucho y, de repente, alguien te diga que se trata de una copia y el cuadro deje de gustarte tanto, cuando la obra no ha cambiado».

El libro llegará la semana próxima a su tercera edición. «No me lo esperaba», afirmó Torrent, quien valoró que «con tantas novedades, cada vez es más difícil que una novela tenga éxito, es mucho más complicado ahora que hace quince años, en especial de cara a la celebración del día de Sant Jordi».

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Sebastià Alzamora ha presentado el libro de Ferran Torrent junto a este autor.

Los personajes secundarios juegan un papel clave en el texto. «Son muy importantes para mí, es algo que me llega porque soy fan del cine norteamericano de los años 40, 50 y 60, donde los secundarios son fundamentales», ha apuntado Torrent, quien matizó que «además, me ayudan a construir el relato, teniendo en cuenta que yo soy un novelista de tramas y ambientes».

El narrador ha considerado que «la novela tiene varias lecturas, abarca cuestiones como la amistad, la solidaridad», y ha aclarado que «puede considerarse un cuento moral, la interpretación de los lectores es libre». El autor de Gràcies per la propina (1994, Premi Sant Jordi) y el Bulevard dels francesos (2010) ha destacado que «hay una alusión al destino, ya que la historia empieza con tres jóvenes que realizan una pintada reivindicativa en 1968 y la anécdota acaba en tragedia».

Torrent ha señalado que «he querido incluir distintas narraciones y trabajar con la técnica de diálogos cruzados, que era algo nuevo para mí, y que me permite ganar en fluidez del relato». El escritor aseguró que «en Valencia, ya hemos perdido la nostalgia del paisaje porque somos un pueblo arrasado y no hay nada que recordar», y matizó que «los irlandeses son gente muy nostálgica porque les queda un país bonito, pero, en Valencia, ya no hay sitio para la nostalgia». De la lengua, ha dicho que «el valenciano, en la época franquista, estaba muerto; ahora está moribundo», y concluyó que «en ese sentido, hemos mejorado».