Cuenta Tomeu Canyelles, responsable de la casa editorial, que «la idea de Ergo es rescatar libros filosóficos que no estén disponibles en catalán», como es el caso de El Panòptic, el cual reconoce que «no es como otros clásicos que funcionan siempre», pero del cual era interesante recuperar «su traducción al catalán». Sí, en singular, porque solo había una de Eduard Mira. A su vez, incorpora un prólogo de Javier Cigüela, del profesor de Derecho Penal en la Universitat de Barcelona y becario de la Fundació Alexander von Humboldt de Alemania.
El Panòptic, pues, permite rastrear el origen utilitarista, y de planteamientos utópicos, de muchas ideas que de alguna manera se han ido traduciendo no solo en arquitecturas penitenciarias, militares o incluso académicas, como ya resaltó el prestigioso filósofo francés Michel Foucault, sino también en comportamientos sociales y económicos a través de la vigilancia mutua ejercida en redes sociales, los metadatos, etcétera. Como señala Canyelles, «estamos de alguna forma siendo fiscalizados, pero también ejerciendo de fiscales» y con el concepto de «libertad alterado».
La importancia de Bentham se da de forma sutil, ya que, como ya indicó Foucualt, «escribió y describió las formas de poder en las que vivimos», casi como si fuera una receta del control de los cuerpos y los comportamientos de las personas en ambientes específicos. Por ello, para Canyelles «Bentham, para bien y para mal, fue una persona avanzada a su mundo y su trascendencia se ha visto en ejemplos recientes» y destaca, a modo de muestra que todos podemos tener muy fresca, «con el confinamiento por la covid, cuando todos salíamos a los balcones y vigilábamos o éramos vigilados en un clima de control distópico».
En el caso de las prisiones, como la mencionada Antiga Presó, o las Modelo de Madrid y Barcelona, para Canyelles es obvio que el modelo panóptico es «artificial» porque la gente se siente vigilada y es entonces cuando sus formas de actuar y, eventualmente, de ser, cambian. Por ello, aunque Bentham lo plantea desde una óptica «utópica», para Canyelles «es un libro de terror» y reconoce que la primera vez que lo leyó «quedé perturbado». Ahora, con esta edición, el lector podrá retomar el origen de ideas y realidades comunes, pero quizá desapercibidas, y las conexiones entre unas y otras pueden ser realizadas.
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