«Si alguien me dijera que ha escrito una novela así, lo primero que le diría es que lo miraría con lupa, porque precisamente soy muy purista y no me gustan nada los anacronismos», reconoce la autora ibicenca, afincada en Mallorca, donde es profesora de secundaria. «Se me da muy bien el humor inglés, la sutilidad, la ironía y el sarcasmo son lo mío. En cambio, el español no tanto. Me siento más cómoda ambientado una novela en Inglaterra que en España», asegura, a la vez que puntualiza que, aunque hay datos biográficos, no se trata de una biografía.
«Si el amor no ha de volverme loca, prefiero la cordura sin compañía», asegura la Jane Austen adolescente de esta ficción. Para ella, el amor tiene que suponer cierto grado de locura, algo que hoy en día podría resultar controvertido por el rechazo de amores románticos demasiado endulzados, dependientes e incluso tóxicos. En este sentido, Tur señala que «Jane sería un cruce entre las dos protagonistas de Sentido y sensibilidad, de Marianne y Elionor; pero no le basta el cálculo y necesita sentirse secuestrada por el sentimiento. Quiere una especie de acuerdo entre ambos».
Por otra parte, la autora matiza que «la Jane de 16 años no llegaría a ser la Jane más madura, que es la que busca el equilibrio entre ambos y de hecho lo demuestra a lo largo de su vida». Sobre si Austen era una rara avis, Tur señala que lo era bastante, pero no por temas amorosos, sino más bien por lo culta que era, por su «ingenio». «Imagino a Jane como una mezcla entre Elizabeth Bennett y Emma», compara de nuevo.
Burla
Al principio, el entorno de la escritora se burla de que la joven todavía no conoce el amor y, por tanto, no puede profundizar en ese sentimiento. Por ello, para mejorar como escritora, se propone experimentarlo en sus propias carnes.
Eliza, prima y posteriormente cuñada de Jane, le comenta, de hecho, que «aún no conoces el amor, así que doy por válidos tus pastiches». «Al principio, Jane se nutre de la literatura, que tiende a las exageraciones y en esa época abundan las novelas de secuestros y las parodias, con lecturas inverosímiles. También se burla mucho de los desmayos, algo de lo que se abusaba en las obras. Por eso, cuando Eliza le hace esta crítica, en realidad la está retando a mejorar. En este sentido, quería que En el corazón de Jane fuera también un elogio a la crítica».
Prejuicios
Respecto a si existen reticencias hacia la obra de Jane Austen, Tur confiesa que, en todo caso, se da especialmente entre «la gente joven». «El suyo es un romanticismo sutil, elegante. Hoy en día, en la novela romántica primero está el sexo y luego suceden más cosas. En las obras de Jane Austen no hay ni un solo beso, todo es más de reojo, de refilón y no puede ser directo porque mezcla historias. Sus novelas abordan sobre todo otra cuestión: la caída en desgracia económica», detalla la autora quien, a su vez, admite que ella misma tenía prejuicios hacia los hombres. «Les dije a mi padre y a mis amigos que esta novela no les gustaría mucho por la temática, pero de hecho Rudyard Kipling era un gran admirador suyo y, al final, son novelas ideales para ir a lo familiar con final feliz y van muy bien para evadirnos del día a día».
Finalmente, la educación y el matrimonio son otros de los aspectos más importantes. «Lo más importante del matrimonio es que servía para defender económicamente a la familia y la educación se planteaba con ese objetivo; básicamente estaba destinada a que la mujer fuera un perfecto florero. Y eso la aristocracia, porque la clase baja ni siquiera podía imaginarlo». Tur aprovecha la ocasión para reflexionar sobre el sistema educativo actual que, según afirma, «impide que los jóvenes desarrollen su capacidad y que accedan a la cultura, creando una generación de frustrados que no encuentran su sitio».
Por otra parte, Tur avanza que tiene dos novelas prácticamente terminadas: una ambientada en la Asturias del siglo XIX y una cuya historia también se desarrolla en este mismo siglo, pero en el País Vasco, en Ochandiano. «Me gusta escribir sobre otras épocas que no sean el presente, huir. También es verdad que no leo mucha literatura actual y, como dicen que somos imitadores de lo que leemos, no sé si sería una buena escritora de la actualidad, a no ser que fuera muy negro. He escrito cosas escabrosas, pero siempre con mucho humor. Eso es lo que tengo en común con Jane Austen».
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