Para el propio Casadesús, estamos en un momento en el que «empezamos a estar desbordados por la información masiva y parece que nos dirigimos hacia un neoescepticismo» ante tantas dudas y falta de certezas. «Podemos llegar a un bloqueo».
En parte, como destaca el profesor, potenciado por todas las imágenes generadas por Inteligencia Artificial, algo que «nos dificulta la capacidad de discernir qué es real y qué no», aunque matiza Casadesús que aunque las técnicas se hayan sofisticado, «la mentira es algo constustancial al ser humano y ha existido siempre, sobre todo para sobrevivir, como se ve ya en Odiseo».
En este sentido, para el docente «las técnicas se han sofisticado, y uso esta palabra a propósito de los sofistas», capaces de enmarañar tanto una verdad hasta hacer que su contrario sea tan plausible.
Sin embargo, «hay un matiz importante», y es que «la verdad misma tiene problemas también porque no hay una principal y única», algo que ya fue discutido por autores de hace miles de años como Sócrates y Platón para quienes «había un verdad, sí, pero la Caverna quedaba repleta de infinitas opiniones». Es, de hecho, una tendencia reafirmada desde la Modernidad.
En este sentido, Casadesús rescata a Arendt, de quien hablará esta tarde, que detalló que el filósofo que huye de la Caverna platónica y por imperativo ético se ve obligado a volver para salvar al resto, «no tiene mayor legitimidad en su verdad que el resto». En un contexto así de volátil, donde verdad y mentira parecen monedas intercambiables, ¿qué puede aportar la filosofía? ¿Le pedimos demasiado? Para Casadesús es así: «Se le exige en exceso y se le pide mucho, ¿pero está capacitada?». Por ello, cierra con una cita de Giambattista Vico: «La verdad es una, las verosimilitudes son muchas, pero las falsedades, estas son infinitas».
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