Chevi Muraday y Miss Beige protagonizan 'Pas de Deux'.

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Chevi Muraday y Miss Beige son, como el propio bailarín y coreógrafo afirma, dos personas muy diferentes. Él crea a través del movimiento, aunque también ha trabajado en teatro más convencional, mientras que Ana Esmith –alter ego de esta artista performer– permanece quieta, provocando al espectador desde esa impasibilidad –al menos aparente–. Sin embargo, ambos artistas decidieron unir sus artes en Pas de Deux (Paso a dos), que ahora estrenan en Mallorca, dentro del PalmaDansa. La cita será este viernes 12 de mayo, a las 20.00 horas, en el Teatre Municipal Xesc Forteza.

«Paso a dos es una conjugación de danza y performance de dos personajes realmente distanciados y lejanos. Sin embargo, sentíamos curiosidad por acercarnos el uno al otro, por cómo sería la convivencia entre dos mundos tan paralelos y encontrar elementos en común. Creamos esta pieza con la intención de demostrarnos a nosotros mismos que sí se pueden encontrar puntos en común en una sociedad tan politizada, que es posible llegar a acuerdos desde el respeto», razona Muraday.

«Miss Beige es un personaje muy controvertido, con mucha crítica, que no habla y cuyo trabajo se basa en el gesto y la provocación, que llega al espectador desde la incomodidad. Yo soy todo lo contrario. Mi trabajo requiere mucho movimiento y no diré que son piezas más amables, porque en algunas hay mucha crítica social, pero es una obra totalmente distinta. Pero los dos nos admiramos mucho y pensamos por qué no intentar algo. Al principio era solamente para nosotros dos, como crecimiento artístico. Pero colgamos el vídeo en Instagram y rápidamente se hizo viral. Funcionó tan bien que decidimos llevarlo a escena», recuerda Muraday sobre el origen de esta propuesta, que ya lleva un año y medio girando por los escenarios.

«Ha sido una sorpresa. Incluso hay gente que viene vestida de beige o que se sabe la coreografía y acaba bailando con nosotros. No me gusta, en general, hablar de éxito, pero sin duda este lo es porque la gente se divierte muchísimo, supongo porque se hace desde un lugar muy bonito e inocente», asegura.

«Inocente», pero confiesa que no lo es en el sentido de benévolo de no querer provocar al espectador, sino que «está hecho con mucha verdad» y desde un «lugar amable». «El mayor éxito responde a la no pretensión de ningún tipo. Solamente somos dos artistas completamente distintos en escena que intentamos acercarnos el uno al otro con la música de Tchaikovsky como centro de gravedad.. Mientras, en el escenario suceden cosas que, a pesar de las funciones que llevamos hechas, nos siguen sorprendiendo. Siempre pasa algo nuevo. Si algo provoca Miss Beige es el estar en alerta, verla en escena es ya desconcertante. Y aquí irrumpe en el espacio y corta algo que ya ha empezado. Es un espectáculo muy vivo que lleva al espectador a un viaje muy divertido. Trabajamos también desde lo absurdo, que es muy necesario, porque no importa tanto nunca nada», aclara.

Paralelamente, Muraday está inmerso en el proyecto Corea Lasciva, con la Compañía Nacional de Danza y en julio estrenará, en el Festival de Teatro Clásico de Mérida, Pandataria, con Cayetana Guillén Cuervo y Elio Toffana.