Y así fue durante 23 años, cuando además de «la edición de obras locales hacia fuera» se produjo también a la inversa: de incorporar autores extranjeros a las diferentes colecciones que tenían en marcha en lengua catalana. De esta manera, el volumen de proyectos fue tan importante que el editor Gracià Sánchez decidió fundar un sello «específico e independiente, pero que funcionara dentro de la casa de El Gall»: Quid Pro Quo.
Para ello, contó con Antoni Xumet, con el que llevaba quince años trabajando, como director literario. Ese nacimiento editorial se produjo hace ya cinco años y tiene su razón de ser en la traducción al catalán de títulos de renombre internacional de siete lenguas: alemán, inglés, francés, italiano, japonés, ruso y portugués.
Colecciones
«Comenzamos con dos colecciones, de narrativa y ensayo. Presentamos los cuatro primeros títulos a la prensa en marzo de 2018, justo antes de Sant Jordi, en Barcelona. Uno de los motivos de la creación es que dentro de la narrativa a veces se daba un peso diferente de lo que era la obra concreta: desde un autor que puede ser muy interesante a nivel local, pero que es absolutamente desconocido en el ámbito lingüístico y que salía exactamente igual que el mejor autor consagrado de América o de Alemania. Es decir, el propósito no era solo hacer una edición para las Islas, sino para todo el territorio de habla catalana», detalla Sánchez.
De esta manera, Quid Pro Quo aglutina la gran mayoría de traducciones para que estas «no se solapen». Así, en sus casi treinta años de trayectoria, El Gall ha editado más de medio millar de títulos, mientras que Quid Pro Quo lleva cerca de una cuarentena en su lustro de vida.
Entre los títulos de Quid Pro Quo figuran, entre muchos otros, Correus, del autor norteamericano Charles Bukowski traducido por Martí Sales; L'escopeta de caça, del japonés Yasushi Inoue, de la que se encarga Jordi Más López; Suïcidi y Autoretrat, del francés Édouard Levé (ambos de Marta Marfany Simó); Cartes a Milena, de Franz Kafka, que según Xumet, está funcionando especialmente bien y que desvela «el auténtico universo kafkiano»; Mercier i Camier, de Samuel Beckett, «del que solamente había una traducción anterior» y que aquí firma también Marfany Simó; Espia de mi, del estadounidense Sam Shepard y que interpreta la reconocida traductora Dolors Udina.
Un catálogo que Xumet defiende como «coherente» en el que «ninguno desentona». Así las cosas, asegura que «veo muy claro que Bufalino puede dialogar perfectamente con Tavares e Inoue sin ser iguales. Mientras que, por ejemplo, Ken Follet no encajaría, aunque no digo que no tenga calidad literaria», ejemplifica.
Mercado
«En los 90, a quien le gustaba leer leía, además de libros, prensa. Pero, hacia 2010 o 2012 surgió un nuevo competidor en cuanto a cómo pasar el tiempo libre: las redes sociales», recuerdan Sánchez y Xumet. La irrupción del mundo digital, pues, cambió el panorama casi por completo. «Nacieron los libros electrónicos, lo cual provocó que muchos sellos clásicos acabaran desapareciendo», señalan.
¿Y cómo lo han hecho para sobrevivir en medio de tanta pantalla? «Nos hemos ido adaptando a la situación, a través de la selección de títulos o del número de tiradas. No hemos entrado en el mercado del libro electrónico no porque estemos en contra, sino porque creemos que el lector en papel es muy fiel y no nos compensaría; aunque no es algo que descartemos del todo», puntualizan.
El apunte
Una editorial 'pollencina' con firmas de renombre internaiconal
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