Biel Perelló hijo junto a su padre, también llamado Biel Perelló, y el artista Ricard Chiang, ayer en Galeria Marimón. | Teresa Ayuga

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Cuando un número de años específico tiene varios nombres es porque importa. Ocurre con las décadas, los siglos o los milenios, pero también con otras cantidades de valor que se cuelan en medio, como los lustros o, por ejemplo, los cuartos de siglo. 25 años, nada más y nada menos, eso es lo que celebra la Galeria Marimón (Can Serinyà, 5A). Sus particulares bodas de plata que, además, son por partida doble: por un lado, aguantando al pie del cañón, y, por otro, confiando mutuamente entre la casa y el artista Richard Chiang, elegido para la ocasión junto a su exposición Caricaturas del miedo para soplar las velas esta tarde, a partir de las 19.30 horas, en el espacio fundado por Biel Perelló padre y que ahora regenta, como mandan los cánones, Biel Perelló hijo.

Es precisamente este último, que está al frente de la galería ahora, quien la llevó hasta Palma desde Can Picafort, y se muestra «superorgulloso» de que el negocio siga adelante 25 años después porque, al fin y al cabo, «no deja de ser una empresa», y que siga adelante es buena señal. Además, se da la circunstancia de que el artista, Chiang, ya estuvo presente en la primera muestra de todas, allá por 1998 en Can Picafort, siendo «uno de nuestros artistas en exclusiva» y con quien la relación no puede ser mejor.

Y aunque Perelló padre ya no «pinta nada» allí, como él mismo dice, su hijo reconoce que a veces la cabra tira al monte: «Cuando viene siempre se pone a mirar los papeles y a cotillear», aunque sabe perfectamente que la galería está en buenas manos, como el fundador destaca: «Estoy contento de que continúe el relevo y de que algunos artistas que traje sigan con él», destaca el padre.

Por otro lado, también reconoce que «no esperaba llegar vivo a los 25 años», pero así es y estará presente en la fiesta que tiene lugar esta tarde y en la que Chiang expondrá sus «monstruitos», su particular mirada al abismo con las criaturas que siguen una evolución con respecto a su anterior muestra del año pasado, pero «simplificada», en las que «he quitado color, fondos. etcétera, para mantener la esencia, haciendo un equilibrio entre quitar lo que sobra y poner lo que falta» a las obras.

Así pues, a pesar de que las posturas de padre e hijo son diferentes, lo importante es que el nombre continúa y con objetivos marcados de cara al futuro, como «asistir a ferias internacionales de manera regular». La realidad es que tras haber recibido una «cálida bienvenida a Palma por parte del sector», lo que mantiene unidas las filosofías de pasado, presente y futuro de laMarimón es su relación con los aristas: «Vivimos de ellos, no a la inversa».