El artista colombiano Fernando Botero, considerado el pintor y escultor más importante del país sudamericano, ha muerto este viernes en a los 91 años por complicaciones de salud. El autor creó su propio estilo, el considerado como 'boterismo' y es autor de la mítica escultura del aeropuerto de Palma, conocida como 'la gorda'.
Hijo de un vendedor ambulante y una costurera, Botero quiso ser torero, pero colgó el capote para dedicarse a la pintura. A los 14 años logró vender su primera acuarela, casualmente un torero. Después de trabajar como ilustrador en un diario local se mudó a Bogotá. Y cuando vendió suficientes cuadros para pagarse el pasaje, viajó a Europa a estudiar la obra de artistas como Francisco de Goya, Diego Velázquez y Pablo Picasso. En Madrid vendió dibujos en la puerta del Museo del Prado y más adelante pasó tiempo en Nueva York y Ciudad de México.
Desarrolló un estilo propio, caracterizado por figuras voluminosas. «En el arte moderno la idea del volumen es tabú», dijo una vez. Sus figuras rellenas cuelgan en los museos más importantes del mundo: en el Museo de Arte Moderno de Nueva York, París, Pekín y hasta en Giza, con las pirámides de Egipto.
Botero en Palma
Quizá haya mallorquines a quienes no les suene el nombre del artista, pero que seguro que reconocen una de sus esculturas: la conocida como 'la gorda', ubicada en el aeropuerto de Palma. Se instaló en un principio en la plaza de las Tortugas de Ciutat, hasta que se trasladó a principios de la década de 1990 a las instalaciones aeroportuarias, en concreto, a la zona de salidas, antes de pasar por el control de seguridad. Con el nombre oficial de 'La mujer recostada', es representativa del estilo más personal y característico del autor.
Subastas millonarias
Sus obras han protagonizado millonarias subastas, como en 2022, cuando la escultura «Hombre a caballo» logró en Christie's 4,3 millones de dólares. Botero se casó tres veces. Su primera mujer fue Gloria Zea, entre 1955 y 1960, y tuvieron tres hijos. En 1964 contrajo matrimonio con Cecilia Zambrano, con la que tuvo a su cuarto hijo, Pedrito (1970-1974) y se divorciaron en 1975. Desde 1978 estaba casado con la pintora y diseñadora de joyas de origen griego Sofía Vari, quien falleció en mayo de este año.
Dolor incurable
Un momento que cambió su vida y su obra, ocurrió en 1974 cuando falleció su tercer hijo, Pedrito, de cuatro años, en un accidente de tráfico en Madrid en el que el artista casi pierde una mano. El dolor -tanto físico como psicológico- fue tan profundo que este fatídico momento marcó una etapa compleja de su obra, de cerca de un año, en la que se dedicó única y exclusivamente a pintar a su hijo. La última exposición antes de su fallecimiento, titulada «Sensualidad y melancolía» fue inaugurada justamente este jueves en Murcia (España), para mostrar su evolución artística a través de obras de diversas épocas que van desde los años 70 hasta creaciones más recientes.
1 comentario
Para comentar es necesario estar registrado en Ultima Hora
Me encanta su obra, los que tienen obra suya revalorizaran su compra en Paz Descanse señor Botero.