Israel Fernández, en una imagen promocional.

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Con una nominación a mejor álbum de flamenco bajo el brazo por Pura sangre, el cantaor Israel Fernández (Corral de Almaguer, Toledo, 1989) abre este jueves, a las 20.00 horas, las Mallorca Live Nights en el Teatre Principal de Palma.

¿Qué tenía en mente cuando concibió Pura sangre?
—Realmente, cuando empiezo a crear no tengo nada en mente; no me pongo a pensar en hacer algo en concreto, simplemente me viene la inspiración, con trabajo claro. Lo que sí intento es transmitir, que para mí es lo más importante.

El título del disco remite a la pureza, pero no se refiere precisamente a la pureza entendida como la no mezcla de géneros, ¿no es así?
—La pureza para mí es algo verdadero, leal. Lo otro se refiere a la pureza de raza.

Asegura que esta es su obra «más personal». Ha pasado ya un tiempo desde su primer disco, ¿qué tiene de especial cada uno y por qué cree que este es el más personal?
—Los discos son como hijos, cada uno tiene algo especial y, como los dedos de la mano, todos te duelen. Pero con el tiempo eres más consciente y también tienes más responsabilidad y respeto, que es infinito. Para mí se tiene que respetar cada día más a la música. Dicho esto, creo que este disco es más personal porque es una autobiografía de mi infancia, de mi familia, del lugar donde me he criado y es donde hablo de mi forma de ver todo.

Destacan sobre este trabajo que «es un alegato a la verdad». ¿Cuál es esa verdad?
—Lo primero es encontrar tu propia verdad para así no vender nada que no creas tú mismo. La verdad está en los pasos y si no andas con verdad te puedes tropezar y caer. Tienes que intentar ser sincero y no guardarte tu verdad, entregarla al público, que es soberano.

A menudo, cuando se habla de flamenco, se hace referencia a la verdad. ¿Es la música más honesta que hay o es la que permite al artista serlo?
—Toda música es honesta, todo depende de quien la componga o cante. La música es verdad por sí sola, lo que ocurre es que a veces se camufla con otras cosas. En mi hogar, la música no viene de visita, no es una visitante, sino que es nuestra familia, vive en nuestra casa.

¿Y la cultura gitana, cree que cuenta con el beneplácito del público? ¿Va necesariamente implícito con el gusto por el flamenco?—El flamenco tiene poder de convocatoria y carisma, que es algo que ni se compra ni se vende. Al flamenco no le hace falta los artisas, es soberano por sí solo.

¿Cree que artistas como Rosalía y C. Tangana, con el que compartió escenario en los Latin Grammy, ayudan a acercar el flamenco a a los jóvenes?
—Totalmente y, además de compañeros y amigos, también estoy muy agradecido por esa bendición de abrir nuevos caminos a la juventud porque, a partir de ahí, cogerán el camino del flamenco para llegar al mar del flamenco.

El año pasado conoció a Mick Jagger, ¿cómo fue conocer a esta leyenda viva de la música?
—Fue muy bonito. Al final todos somos personas y son los corazones y las sensibilidades lo que nos diferencia de los demás y no la fama ni el dinero. Me sorprendió su sensibilidad y su naturalidad al estar con nosotros teniendo en cuenta quien es.