Isabel Coixet, este martes en Palma. | Pere Bota

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Isabel Coixet asegura que es una gran fan de Sara Mesa, a quien considera «una de las voces más interesantes de la literatura europea de este momento». Así que, apenas había llegado Un amor (Anagrama, 2020) a las librerías, se hizo con un ejemplar y lo devoró.

La novela está protagonizada por Nat -papel que interpreta Laia Costa-, una joven traductora que se traslada a un pequeño pueblo de la España más rural y profunda. Allí, lejos de ser recibida con los brazos abiertos, recibe un trato hostil por parte de sus habitantes, que le cuestionan continuamente por qué ha decidido instalarse allí sola. Este miércoles por la noche su adaptación inaugurará el Evolution Mallorca International Film Festival, en una gala en la que también recibirá el Evolution Vision Award 2023 en reconocimiento a toda su carrera.

«No estaba buscando adaptar ninguna novela, pero es que cuando la leí vi la película. Me identifiqué mucho con Nat, aunque mucha gente, la propia Sara Mesa lo dice, opina que es uno de los personajes más odiados de la literatura española. Pero yo no juzgo a los personajes. Hay gente que se pone en un atalaya desde la que te dice todo el tiempo por qué hiciste eso y no lo otro, por qué no pasas página... Todos, hombres y mujeres, cometemos errores, decisiones espantosas, pero es que la vida está hecha de buenas y malas decisiones», ha señalado Coixet este miércoles en rueda de prensa, a la vez que ha confesado que «me identifico como una persona que está a medio camino entre Florence de La librería [película con la que ganó tres Goya en 2017 entre otros premios] y Nat de Un amor».

En su filme, Coixet respeta la esencia de la novela de Mesa, aunque quizá, puntualiza, añade algo más de información sobre Nat. «Todas mis películas tienen voz en off y aquí lo que sucedía es que todos estamos dentro de la cabeza de Nat. Para mí es importante usar cada vez más ideas fílmicas, en este caso el reto era cómo contar todo eso que está en la cabeza sin voz que lo cuente. Ahí es cuando entra Laia Costa, que cuando calla le salen subtítulos», ha destacado entre risas la directora.

En cuanto al feminismo y empoderamiento, una «palabra rara» según Coixet, y si ella considera que va traspasando ciertas líneas, la directora ha declarado que «hay gente en el mundo que ha venido de vacaciones, que va patinando por la superficie de la vida. Y luego hay quienes hemos venido a molestar. Mi caso es el segundo. Procuro pensar sin dejarme arrastrar por las modas. Ya lo hacía con 12 o 14 años. Cuando tenía 5 años ya era feminista, me lo enseñó mi abuela, que no sabía ni leer ni escribir. Ella era de un pueblecito cerca de Gandía y eran 18 hermanos. Su padre era payés, trabajaba en un campo de arroz. Mi abuela me contó que cuando le anunciaban que su mujer había parido, preguntaba si era niño o niña. Si era lo primero, paraba de trabajar. En cambio, si era una niña, decía 'vale', y seguía a lo suyo. Así que yo ya supe con 5 años que este era un mundo muy jodido para las mujeres. He leído a Butler, a Simone de Beauvoir... pero no me ha hecho falta que me explicaran eso porque lo he vivido».

En este sentido, la directora lamenta que «tenga la edad que tenga, a una mujer siempre se le cuestiona y pregunta por todo. Son microagresiones, pero son las peores, porque son las que se dicen con aparente amabilidad, en un tono pasivo agresivo». Y, para más inri, «la gran diferencia es que siempre hay consecuencias para las mujeres». «Una de las cosas que me obsesiona ultimamente es que en situaciones malas, en las que están involucrados tanto hombre como mujer, ella siempre es la que recibe. Fíjate en el caso de Johnny Depp y Amber Heard. Ninguno de los dos está muy bien de la cabeza y entre ellos hay una toxicidad mutua, pero él sigue haciendo anuncios de perfume mientras que ella seguramente ya no hará nada más».

Por otra parte, Coixet recuerda que Nat se marcha de la ciudad porque «gana un sueldo de mierda, como la mayoría de traductores hoy en día. Se muda allí porque es la única casa que puede permitirse. No olvidemos que la precariedad económica está allí y cuando te encuentras en una situación así tienes que aceptar muchas más cosas».

Reparto

Respecto al reparto, Coixet ha recordado que conoció a Laia Costa en el estreno de Victoria, en Berlín. «Pensé: 'Esta tía es la ostia'. Es algo muy difícil de explicar, es extraordinaria. Le envié la novela cuando ella estaba en Miami, embarazada, tal vez no era el momento, pero le dije que si se apuntaba iba a empujar el proyecto. ¡Ahora la niña tiene tres o cuatro años!». De la misma manera, alaba también a Hovik Keuchkerian. «Lo vi en Antidisturbios. También me pregunté de dónde había salido ese tipo. Es muy bueno, simplemente estando callado. Sus silencios son muy elocuentes. Aunque sea físicamente diferente del personaje de Andreas en la novela, mucha gente me ha dicho que se imaginaba a alguien así».

Igualmente, la cineasta ha destacado el talento del resto de actores, especialmente el de Hugo Silva: «Lo conocía desde hacía mucho. Es un actor que, sin embargo, no ha podido enseñar toda su capacidad en los papeles que le han dado».

De cara al futuro, la catalana avanzó que está escribiendo un guion original para una serie francesa del canal Arte y, más adelante, adaptará Los días del abandono, de Elena Ferrante, en un proyecto que contará con la participación de Penélope Cruz.