En un principio, se presentaron cinco proyectos, pero cuatro fueron desestimados por no cumplir con las bases de la convocatoria. Desde entonces, el director gerente del centro, Francisco Copado, está en funciones y a la espera de que se resuelvan las alegaciones presentadas, pese a que uno de los principales problemas a la hora de resolver dichas alegaciones es que se colgaron en la plataforma de gestión integrada de servicios de registro (GEISER), tal y como el Ajuntament de Palma ha aclarado a este periódico.
Dicha plataforma es el medio de presentación que marcaban las bases del concurso. Se trata de un registro de organismos públicos con un acceso en modo «nube», pero por problemas informáticos no se pudo acceder a las alegaciones presentadas por el autor del proyecto finalista. «En la comisión no se trató el tema, así que se emplazaron a despacharlo cuanto antes, pero se necesitan las alegaciones presentadas para poder estimarlas o no. Después, según lo que se decida, se convocará el nuevo concurso», explican fuentes próximas a la fundación.
El regidor del área de cultura, Javier Bonet, notificó a los medios al hacerse público que el concurso quedó desierto, que se convocaría una comisión extraordinaria que no pudo ser, ya que tampoco se pudo acceder al contenido de las alegaciones presentadas. «La de hoy fue una comisión ordinaria donde se trataron diversos temas, pero también se puso el tema de la dirección sobre la mesa», explican las mismas fuentes, a la vez que confirman que en la fundación se realiza el trabajo con «normalidad» a la espera de que se convoque un concurso cuyos plazos no están definidos. «No sabemos si el Ajuntament querrá repasar y modificar las bases, para hacerlas más atractivas, o si se lanzará adelante con el redactado actual», apuntan las mismas fuentes.
Si el Ajuntament decide sacar las bases así como están redactadas, le espera un plazo de presentación y de resolución del concurso, así como el de alegaciones que es pertinente en todo procedimiento público. En el caso de modificar las bases, el concurso se puede dilatar más en el tiempo.
Copado llevaba casi ocho años como director de la Fundació. Tuvo que afrontar un proceso de modernización de la misma, con reformas de los emblemáticos espacio Estrella, a cargo de Rafael Moneo, y todo un proceso de licitación de concursos públicos para la puesta a punto de un centro que está a la espera de director.
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Como miembro de la comunidad interesado en el proceso de selección del nuevo director de la Fundació Miró, encuentro preocupante la falta de claridad en la elección del jurado. Es esencial preguntarnos quién los nombra y con qué criterio. La transparencia es crucial en estos procedimientos culturales de relevancia. Reconozco la intervención de Javier Bonet para asegurar que se mantenga la integridad del proceso. Como alguien que ha denunciado públicamente irregularidades en el pasado, seguiré exigiendo que este concurso sea justo y abierto, reflejando la excelencia y diversidad que la Fundació Miró merece.