José Luis Reina lanza ‘Un premio con espinas’. | Pere Bota

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Comenta José Luis Reina que «España es el país con más premios literarios del planeta», lo cual califica de «récord lamentable». Para denunciar esta situación el sevillano afincado en la Isla publica Un premio con espinas (La Lucerna), novela negra que bebe de los maestros del género y en la que el investigador privado Cornelio Flores se ve envuelto en un caso que tiene que ver con un boicot a un premio literario.

Reina detalla que el género de la novela negra sirvió a «Chandler, Hammett, Macdonald o Thompson que usaban el pretexto de la investigación detectivesca para denunciar la corrupción política, económica o moral que les tocó vivir».

En este sentido, la idea de Un premio con espinas nace en un contexto en el que «se solapan el escritor y el editor que también soy», comenta Reina, quien destaca que «el panorama literario actual es lamentable de muy baja calidad». Añade que «escribir es un oficio que requiere de muchas horas de lecturas y saber leer, escribir mucho, un dominio extenso del idioma, técnica e inteligencia, pero hoy en día cualquiera que junta dos frases cree que puede ser escritor, presentarse a un premio y pintar la mona».

Por ello, en un ambiente en el que «la mayoría de autores escriben para premios», las obras tienden a «ajustarse a los parámetros que implícitamente imponen, ya sea el tema o género de moda o lo políticamente correcto», lo que da como resultado que nazca «una literatura que está muerta al nacer» y la «superabundancia» de premios es «causa directa del bajo nivel literario que tenemos».

Ante lo expuesto llega esta novela que pretende «rendirle un pequeño homenaje a Agatha Chrisite» y que fue escrita «según su estilo», lo que significa en el caso de Reina «sin requiebros, cambios inesperados o sorpresas de última hora». Es decir, «un relato de situación con el acento puesto en el contexto social».

Y parte el texto, de hecho, con una dedicatoria que parece toda una declaración de intenciones: «A aquellos que escriben por el puro placer de hacerlo y sin la ambición de ganar un premio», lo cual Reina deja claro que simplemente es un mensaje para quienes «se atreven a escribir con total libertad y sin vanidad».

Y si arranca con ese aviso a navegantes, cierra con un tirón de orejas a los postmodernos, esos que se toman muy en serio los premios a pesar de que ‘todo es ficción’. A ellos, Reina les señala como «oxímoron» y describe como «incapaces de generar nuevos sentidos; no hablan, son hablados». Frente a ello, hay que «tomarse en serio la buena narrativa o poesía: nos enriquece, nos educa, nos abre nuevas formas de ver el mundo», pero «hay que tomarse más en serio la realidad» y pone de ejemplo el «actual genocidio en Gaza y la probabilidad de que acabe ardiendo todo Oriente Medio».