Víctor Uris era un conocido armonicista, cofundador de la primera banda de blues de las Islas.

TW
31

Víctor Uris, conocido armonicista palmesano que fundó en 1982 junto a Pep Baño y Toni Reynés la Harmònica Coixa Blues Band, la primera banda de blues de las Islas, ha fallecido este miércoles por la tarde a los 66 años en el Hospital Sant Joan de Déu. No habrá funeral, pero sí se celebrará tanatorio, este viernes, de 18.00 a 20.00 horas, en Son Valentí (Palma).

De formación autodidacta, Uris se inició en el mundo de la música en los años 80 con la Harmònica Coixa Band, formación que llevó un repertorio de temas clásicos del género, pero también de composiciones propias, por los escenarios de toda la Isla. De hecho, tal y como recuerda Òscar Fornés, el nombre de Harmònica Coixa hace gala de su «ácido sentido del humor»: «Cuando estaba ingresado en el hospital de Barcelona, entre los otros pacientes paralíticos se llamaban coixos, pero como un deseo, pues ya querrían ellos estar cojos y no paralíticos, así que él, que era el cojo de la banda, propuso ese nombre».

El accidente de moto que sufrió en su adolescencia en la Isla, sin embargo, hizo que Uris cogiera la armónica de una forma particular y, por ello, «hacía que sonara como nadie más podía», afirma Fornés. «Era uno de los mejores armonicistas de todo el páis», declara.

Trayectoria

En 1985 la banda quedó constituida definitivamente con la incorporación de nuevos músicos, convirtiéndose en una de las pioneras del país en el género, junto con Caledonia B.B de Sevilla, Dolphin B.B de Bilbao, Tonky B.B de Madrid. En 1987 graban su primer single en directo, en el Auditòrium de Palma, dentro del Festival de Jazz, y en 1988 editan su primer disco, Harmònica Coixa Blues Band, con la colaboración de artistas como Erroll Woiski, Joan Bibiloni y Deborah Carter.

En 1991 lanzó el LP Walkin´Blues con el guitarrista Vicenç Caldentey y Big Mama (Montse Pratdesaba). En 1994 la banda se disolvió y Uris formó un trío acústico con Big Mama y el guitarrista Amadeu Casas, con los que graba el CD El Blues de la inflació. En 1966 sacan un segundo, El Blues de l'ombra blava, con el que consiguen éxito notable. La formación duró hasta 1998.

En 1999 actúan en el Auditòrium de Palma con los dos primeros conciertos de la presentación del disco de Van Morrison, Back on Top. En 2002 el grupo graba su primer trabajo en solitario, De Lado a Lado, producido por Pepe Milán y con Toni Pastor en las mezclas y masterización. En este álbum participaron Big Mama, Errol Woiski, Jay Kay, Daniel Higiénico y Pau Donés, líder de Jarabe de Palo.

Asimismo, colaboró en diferentes discos: Anatomía de una ola (1998) de Antonio Vega, Ser o no Ser (1998) de la Big Mama, I si (1999) de Toni Xuclà y De vuelta y vuelta (2001) de Jarabe de Palo. Trabajó en el estudio con Johnny Copeland, Kevin Ayers, Phil May Band, Joan Bibiloni, Max Sunyer, Salvador Font, Andreu Galmés, Tomeu Penya, Lorenzo Santamaria, Toni Pastor, Pepe Milán, Daniel Higiénico, Concha Buika, Toni Xuclà o Cap Pela.

En 2010 presentó en el Teatre Principal de Palma, junto a su banda Boogie Thing, el disco Boogie Things, un nuevo proyecto de música blues de los años cincuenta y sesenta en el que participaron entonces promesas de la música balear, como Nico Soto (batería) o Llorenç Barceló (piano y órgano Hammond), junto a Toni Reynés y Hugo Sócrate.

Una de sus últimas apariciones fue a finales de 2020, cuando ofreció de manera improvisada un concierto junto a este último en plena calle Jacint Verdaguer de Palma para denunciar la precaria situación que atravesó la música en vivo durante la pandemia. Por otra parte, también compuso la música para obras de teatro como Les nits blanques, de Dotoievsky, adaptada por Iguana Teatre en los años 90.

Reacciones

En el sector musical la noticia llegó como la liberación a unos sentimientos que se agolpaban en aquellos que le conocieron y trataron. Uno de ellos es el también músico Antoni Ferragut, que además era un amigo personal de prácticamente toda la vida. Ferragut recuerda que se conocieron hace nada menos que 58 años, cuando los dos contaban con 8 primaveras, cuando Uris llegó al colegio Pío 12 como joven estudiante: «Desde el primer momento conectamos», rememora Ferragut quien detalla que si no se juntaban en casa de uno después de clase era en la casa del otro. Y los tres, junto a Mateu Pons, formaron una suerte de hermandad de tres en la que hicieron de la Plaça Alexander Flemming sus terrenos.

«También hicimos nuestros primeros pinitos musicales con la guitarra», señala Ferragut que califica de «paréntesis» el momento del accidente que sufrió Uris en su juventud, pero no impidió que su amistad siguiera adelante sin que nunca tuvieran «ningún problema» durante más de 50 años. Lo recuerda como alguien «irónico, cínico, que jugaba mucho con las palabaras, peor que siempre me decía que me quería mucho, igual que yo a él. Era como un hermano y lo seguirá siendo», destaca Ferragut.

Otro amigo próximo es Jaume Nadal que se muestra muy afectado por la noticia y apenas alcanza a señalar que Uris era «un bluesman auténtico y un gran amigo». Algo similar le ocurre a Miquel Àngel Sancho, responsable de Blau y Xocolat, quien se ve incapaz de hablar prácticamente, pero se esfuerza en destacarle como un «ejemplo de fortaleza y amistad para todos al que siempre he admirado y admiraré». También Joan Bibiloni se ha mostrado emocionado y ha zanjado: «Los sentimientos están ahí, pero el propio Víctor se elogiaba solo, a través de sus palabras».

Por su parte, Javier Pueyo, cineasta que realizó el documental Víctor Uris, els camins del blues sobre la trayectoria del armonicista, confiesa sentirse afortunado de poder decir que él y Uris llegaron a ser «amigos» tras conocerse por la producción de la película. Sobre el filme, Pueyo destaca que le sorprendía que «no se hubiera hecho uno antes ya» porque siempre le «pareció un músico excelente y una persona mu importante dentro de nuestra cultura», por lo que se lanzó a «poner esta piedra» a modo de homenaje. Y si bien Uris se sorprendió mucho por la propuesta, aunque comenzaron como desconocidos finalmente entablaron amistad y agradece Pueyo que «confiara en mí para relatar» esta historia. Con el tiempo la relación continuó avanzando y mantuvieron el contacto, viéndose para comer y en conciertos, por lo que Pueyo reconoce que le alegra «que se hicieran amigos» porque «es... era una persona maravillosa», dice.