Y es que el autor, crítico literario y director de la Càtedra Josep Pla de la Universitat de Girona quería que «el libro tuviera vida, que mostrara el latido del corazón». Además, cuenta que «públicamente, siempre se mostró antisentimental, incluso hacía broma o sarcasmo con la palabra ‘amor'. Decía que no existía, que el enamoramiento era como una enfermedad infantil. Sin embargo, al estudiar su vida han emergido varias personas que lo amaron y a las que él también quiso. Era más enamoradizo de lo que decía. He podido acceder al archivo familiar, que consta de infinidad de cartas, tantas que podría haber escrito la historia de toda su familia, y he comprobado que tuvo muchas relaciones amorosas. En este sentido, una de las cosas de las que estoy más orgulloso es de haber podido dar voz a las mujeres de Josep Pla. Él no hablaba nunca de ellas en sus libros, podía dedicar varias páginas a hablar de una anécdota de un desconocido, pero ni una a la que fue su compañera durante quince años. Mi ambición como biógrafo era darles la voz que él no les dio, la dignidad. El lector verá cómo hablaban y escribían y la percepción que tenían de Pla. También hombres, porque Pla era muy seductor y sedujo a algunos con su personalidad», destaca.
En cuanto a la calificación de 'corazón furtivo', el autor explica que Pla «siempre intentaba ocultar sus sentimientos, por eso públicamente se mostraba como una persona muy dura, aunque la biografía pone de manifiesto que en realidad tenía dentro mucha ternura, una sensibilidad a flor de piel». Casualmente, además, avisa que el célebre autor de El quadern gris «murió a los 84 años de edad, pero sufrió tres ataques al corazón». «Cuando tuvo el primero, un amigo suyo que era médico le dijo que había sufrido una trombosis coronaria, a lo que él contestó que era un diagnóstico muy literario y que definía muy bien su enfermedad: le fallaba el corazón. Y yo también quería llegar al corazón de las cosas. Por eso no quise titularlo como ‘biografía', porque no es un libro académico, sino uno bien escrito y agradable de leer, sin notas a pie de página, pero que es el fruto de una investigación de diez años», aclara», relata.
En cuanto a la polémica que envuelve la figura de Pla, sobre todo en cuanto a ideología se refiere, el investigador reconoce que «todas las contradicciones personales, que son muchas, afectan sus contradicciones ideológicas». «Era catalanista, su catalanidad es indestructible e indudable ya se antes, durante como después de la Guerra Civil. Lo que pasa es que era un hombre conservador, le gustaba el orden y no estaba satisfecho con el régimen republicano. Al estallar la Guerra apoyó a los franquistas, pero lo contradictorio es que ese mismo hombre quería ser un gran escritor en catalán. Por ello, se encuentra amargamente herido cuando los franquistas que había defendido prohibieron la lengua catalana. Es decir, él formó parte del bando vencedor como antirrepublicano y conservador que era, pero la perdió como escritor en catalán. Eso provocó una herida íntima muy importante que se nota en los libros, en los que se refleja esa melancolía y añoranza de sus tiempos de juventud. Pla no es una figura para sectarios de blanco o negro, siempre ha desmontado esa dicotomía. Pla siempre ha estado en todos los matices del color gris», concluye.
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