Lluïsa y Júlia Febrer han ofrecido un taller para denunciar y reflexionar sobre la masificación turística en Casa Planas este viernes. | Pere Bota

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Tras exponer su intimidad epistolar hace tres años en el taller y tienda que tenía entonces la diseñadora Antònia Camia en Felanitx, las hermanas Febrer –Lluïsa y Júlia– mostraron ayer su segundo proyecto juntas en Palma. Concretamente, han ofrecido este viernes por la tarde en Casa Planas un taller abierto de juegos de escritura y dibujo basado en la masificación turística y el concepto de ilegibilidad a partir de «dos objetos icónicos de la industria turística por excelencia: las postales y los mapas».

Así las cosas, este centro que alberga el inmenso archivo del fotógrafo que retrató el boom turístico en Mallorca, Josep Planas i Montanyà, fue el escenario idóneo para reflexionar sobre la Isla actual. «En Casa Planas hay infinidad de postales de aquella época que incluían mapas en el reverso, una imagen que se ha vendido y mercantilizado», se queja Lluïsa a la vez que enseña sus calcetines con estampados de aviones y mapas, adquiridos de forma creativa, por decirlo de alguna manera, en el aeropuerto.

Mercantilización

«Son mapas que se han hecho para vendérselos a ellos y no se corresponde en absoluto con el mapa mental que cada uno tenemos de Mallorca. Así que decidimos que todo el mundo haría su propio mapa y, a la vez, algunos también colectivos. Serán tan subjetivos que serán ilegibles», auguraba Júlia minutos antes del inicio del taller, concebido como una divertida y reflexiva «gincana». En una silla, explican, te puedes sentar a leer informes que arrojan datos tan angustiosos como que este año se esperan 19 millones de turistas, mientras que hace una década la cifra era de 11 millones, o el dineral que se ha gastado el Govern en promoción.

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En uno de esos mapas personales, las hermanas Febrer invitaron a los participantes a anotar y situar aquellos lugares que ya no visitan por culpa del turismo, ya sea por la masificación, la privatización o la degradación; en otro, de carácter utópico, propusieron imaginar qué tipo de equipamientos necesita Mallorca o qué lugares mejorarían la vida de las personas u «otras formas de vida, como plantas o animales» y, todavía en otro, compartieron los recuerdos vividos en algún enclave de la geografía mallorquina.

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Asimismo, intervinieron fotografías que son «auténticas demostraciones o pruebas de la masificación, pero que no se enseñan porque son menos amables, como los párkings abarrotados, la contaminación de los cruceros o la construcción» para convertirlas en postales alternativas. Lo interesante es que estas se adjuntarán, de forma camuflada, en las guías turísticas que las hermanas cogieron de las Oficinas de Información Turística y que ahora devolverán con esta peculiar intervención. «Los guiris no entenderán nada, pero sabrán que algo pasa».

De esta manera, el taller que plantearon las hermanas Febrer también sirvió de terapia de grupo. «Al principio pedíamos audios por WhatsApp breves para hacernos una idea de lo que opinaba la gente, pero terminaban mandando notas de voz de más de diez minutos. La gente está muy enfadada y esta es una manera de expresar nuestra rabia». El material generado de esta propuesta bien podría ser enviado a los gobernantes, coinciden las autoras, que finalmente optan por enviarlo al cielo: «Lo meteremos en un globo de helio para que llegue bien alto. Lo queríamos hacer en el aeropuerto, pero no se pueden soltar globos ahí por seguridad», concluyen.