Robert Graves, paseando cerca del Bar Bosch de Palma en 1953. | Fundación Robert Graves

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Uno de los mallorquines de adopción de más renombre es, sin duda, Robert Graves. El célebre autor de Yo, Claudio vivió en Deià desde 1929 hasta su muerte, en 1985. No es de extrañar, pues, que Graves escribiera sobre Mallorca y los mallorquines. Ahora, Nova Editorial Moll publica por primera vez en catalán las narraciones que Graves publicó en la prensa británica y norteamericana inspiradas en la Isla. El volumen, titulado Breus històries mallorquines, está traducido por Nofre Moyà y cuenta con prólogo de William Graves. Moyà, de hecho, está trabajando actualmente en la adaptación audiovisual de estos relatos.

Estos textos están repletos de «observaciones muy agudas» en las cuales el lector descubrirá, entre otros episodios, el imaginario balconing del descubridor de la tumba de Tutankamón, la estancia de la actriz de Hollywood Ava Gardner en la Isla o el curioso caso de un payés que se convierte en un autor teatral de éxito y que podría estar inspirado en el escritor de Deià Joan Mas.

Historias

‘Don Roberto', como lo llamaban en Deià y como él mismo se retrata, convierte en historias tan sorprendentes como divertidas anécdotas vividas por el escritor o por sus hijos, o por personajes de Deià, como Joan Marroig ‘Gelat', un buen amigo suyo, quien cuidó de su casa durante su ausencia en los años de guerra, entre 1936 y 1946. Asimismo, Deià aparece como ‘Muleta' o ‘Binijiny' y en sus páginas quedan reflejadas las rivalidades entre vecinos, el contrabando, la desconfianza de los mallorquines hacia los ‘forasteros' o el contraste entre las costumbres de los isleños y los británicos.

Así las cosas, Graves bromea con las instrucciones de seguridad de los aviones, los marineros norteamericanos que se desmayan en las corridas de toros, la decadente aristocracia, las teorías sobre el origen mallorquín de Cristóbal Colón o un folleto turístico de las Coves d'Artà, escenario que le sirvió de inspiración para un poema satírico que se convirtió en una herramienta de aprendizaje del inglés a algunas escuelas británicas.

Por otra parte, en Breus històries mallorquines también aparecen críticas contra el Franquismo, como el maltrato a las familias de los republicanos, la discriminación en la escuela o la prohibición de usar el catalán en el ámbito público. Era, según señala el traductor, «cronista de lo que no se podía contar».