Aina Zanoguera y Gori Matas son Two Little Rooms, un proyecto que invita a «abrazar la imperfección». | R.C.

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En el Live for the Arts de Liverpool, la cita que organizó Rata Corner e Innside by Meliá como intercambio de culturas en la ciudad que vio nacer a los Beatles, Aina Zanoguera y Gori Matas coincidieron sobre el escenario y se dieron cuenta de que ellos también tenían mucho arte que compartir. Así se gestó Two Little Rooms, un proyecto que, como su propio título indica, es el resultado de unir sus dos pequeñas habitaciones o estudios ubicados en diferentes partes de la Isla: Zanoguera desde Palma y Matas desde Bunyola. El primer EP de este emergente dúo verá la luz en plataformas digitales el próximo 17 de junio y lo presentarán oficialmente el día 21 en un concierto que se celebrará en el patio del Taller Sert de la Fundació Miró. Por el momento, lanzan cuatro canciones que conciben como un «paisaje sonoro»: grabadas sin cortes, «como un plano secuencia». Son temas, avanzan, «muy vinculados con la naturaleza», algo paradójico, reconocen, teniendo en cuenta que el proyecto se ha creado desde «dos espacios muy pequeños y cerrados».

«Son como una poesía en abierto a la naturaleza, responden a una necesidad de volver al estado salvaje desde el arte, donde puedes ser tu mismo, tanto personalmente como musicalmente hablando, sin normas ni pretensiones. Hemos creado Two Little Rooms desde esta posición», coinciden la cantautora y Matas, que toca el piano Rhodes. Es una propuesta que definen como «melódica», pero cuya candidez rompen con «una capa electrónica». Sin embargo, Matas puntualiza que «no es que pongamos bases electrónicas, sino que jugamos con el propio sonido y lo modulamos en directo, en el momento».

La primera muestra que hicieron hace poco en el Jardí Botànic de Sóller tuvo muy buena acogida, algo que les preocupaba teniendo en cuenta que es una propuesta con un formato arriesgado. «Son cuatro canciones seguidas, veinte minutos sin parar, cuando en el mundo actual todo son hits de poco más de dos minutos, pues todo está calculado para que sea breve en directo y no se vuelva aburrido para el espectador», reconocen. «Nosotros, en cambio, sin ánimo de ir a la contra, queremos que el público se deje llevar por las imágenes. No es habitual mantener esa tensión de veinte minutos en la música pop, sí en la clásica, pero por suerte el concierto fue muy bien», apunta Zanoguera.

Por su parte, Matas señala que «tampoco son temas que suenan siempre igual». «No son canciones con una producción perfecta, no siguen la lógica de la radiofórmula actual, algo que, de hecho, no nos gusta. La gracia de la música es que esté siempre viva. En nuestro caso, tocamos intentando conectar con aquello que sientes en el momento, por eso nunca se repite la misma historia», razona.

En este sentido, la cantante destaca que «abrazamos la imperfección, por eso, en las grabaciones, se oye el pedal de Gori, también cómo respiramos; es un ejercicio de transparencia en la producción, no queremos esconder nada». Josep Orfila ha participado en la estética de la propuesta y Jordi Tugores ha colaborado en las mezclas. Es una filosofía que también se encuentra en las letras –que están sobre todo en inglés– que hablan de sus propias «vulnerabilidades», del «miedo por el paso del tiempo, la incertidumbre del futuro o a estar solos, pero también esperanza, ilusión y amor».