Durante esos meses, tal y como explicó el presidente del Consell, Llorenç Galmés, «se podrá disfrutar de la esencia de Sorolla: sus texturas, pinceladas y experimentación con los colores y la luz que se llevó a cabo en lugares como Palma, la costa de Valldemossa y Pollença».
El Museo Sorolla aporta diez obras que el artista elaboró en la Isla: siete pinturas de Cala Sant Vicenç, un retrato de una campesina y dos casas mallorquinas. Además, Es Baluard y una colección particular de Madrid aportan otras dos obras del artista que completan su camino por Mallorca.
Se trata del último paro del proyecto Sorolla. Viajar para pintar, que se lleva a cabo para conmemorar el centenario del fallecimiento de Joaquín Sorolla Bastida (1863-1923), efeméride declarada Evento de Excepcional Interés Público para los años 2022, 2023 y 2024. El objetivo es llevar las obras de Sorolla a los principales lugares donde fueron ejecutadas: han pasado ya por San Sebastián, Toledo, Galicia, Valladolid y Sevilla y la última parada es Mallorca.
Sorolla estuvo en Baleares en el verano de 1919. Un viaje de especial relevancia para la trayectoria del pintor, puesto que las pinturas realizadas en este viaje suponen la última visión del Mediterráneo del creador, que el siguiente junio sufrió el accidente cardiovascular que le apartó de la pintura hasta el final de su vida tres años después. «Esta exposición, por tanto, supone el perfecto cierre del proyecto», aseguró Galmés sobre esta esperada muestra de Sorolla.
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