Sebastià Taltavull, Juan Antonio Martínez Camino y Jordi Gayà, este martes en Madrid. | R.C.

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Entre las colecciones de libros grandes, importantes y eruditas que se han publicado en España destacan dos (dejando a un lado la vieja enciclopedia Espasa Calpe): la Biblioteca de Autores Españoles (BAE) editada entre 1846 y 1880 por Manuel Rivadeneyra. Un cúmulo libresco interminable al que Camilo José Cela sacó mucho provecho, leyéndolo de cabo a rabo cuando estaba tuberculoso y aburrido en un sanatorio de la Sierra de Guadarrama.

Y luego está la Biblioteca de Autores Cristianos (BAC) que viene publicando desde 1944 una serie de colecciones pulcras y de excelsa calidad que van desde estudios históricos, como el del añorado catedrático ibicenco Bartolomé Escandell sobre la Inquisición en América, hasta la edición de los clásicos del pensamiento cristiano, en los que no pueden ir faltando las obras del más universal —con mucha diferencia— de los mallorquines: Ramon Llull.

Difusión

Varias de sus obras como Blanquerna y Fèlix o Llibre de meravelles fueron publicados en formato de bolsillo por la BAE. Y este martes, en la sede de la BAC, se ha presentado el Enchiridion Theologicum Lullianum, manual escrito en latín y traducido a la lengua de Cervantes por un equipo dirigido por Julia Bustiñá, que tiene la friolera de 1.198 finas páginas. Con esta edición en castellano Ramon Llull también entrará con mucha fuerza en el panorama cultural hispánico, bien es verdad que en México DF hay una librería vetusta que se llama la Torre de Lulio y en muchas bibliotecas hispanoamericanas, como la Palafox de Puebla, hay ejemplares de los siglos XVI y XVII, reediciones de las obras de Llull. Por no hablar de las raíces lulianas de fray Junipero Serra. Cabe recordar que Felipe II fue un gran lector de Llull.

El ‘Enchiridion’

Los textos lulianos (Llull escribió casi 300 obras) que agavillan este enorme compendio han sido seleccionados y editados por Jordi Gayà Estelrich y traducidos al castellano por un equipo interdisciplinar coordinado por Bustiñá. En el acto, que contó con público ilustrado a rebosar, además del obispo Taltavull, estuvieron también presentes Armand Puig en representación de la Santa Sede (Avepro) y el director de la BAC, García Domene. Acudió al evento Fernando Domínguez Reboiras, una autoridad en la vida y obra de Llull.

Precisamente Gayà es, junto con Bonner y Rodríguez Reboiras, quien mejor y más ha profundizado, con la venia del padre Batllori, en la muy intrincada obra del sabio universal. En la presentación, Gayà destacó la originalidad del sabio mallorquín: «La teología de Llull se aparta de la teología escolástica (Santo Tomàs, la Universidad medieval), él hizo teología pero a partir del arte; es decir, de su propio método».

Añadió que, para entender y poder introducirse en esa originalidad, es necesario que el lector tenga la ayuda del especialista. De ahí la importancia de la edición del Enchiridion. Gayà señaló que Llull no seguía un esquema común y que la Encarnación y la Trinidad son los pilares de su teología. El mallorquín fue, además, campeón de los textos fragmentarios y autor de miles de proverbios en los que formula una infinidad de cuestiones. Por su parte, el obispo de Mallorca hizo hincapié en un texto en el que el Llull trata sobre el papel de los prelados y recordó que en nuestra Isla «hay entusiasmo y devoción multisecular por el legado de Ramon Llull».